No sé con claridad cuántos años tendrá este negocio en el barrio, pero calculo que algunas décadas. Funciona como expendio de café. Venden café bastante bueno a un precio razonable(no barato, pero para la zona está bien). En especial me gusta su mezcla con azúcar. También es cafetería. Mi recomendación es el capuchino frappé. Lo sirven en una copa redonda, de esas enormes donde en otros lugares sirven las«naranjadas grandes»(creo que se llaman goblet). Es como tomar una malteada de café, pero está hecha con café de verdad y eso se siente: es más sabor que crema. Es un buen lugar para estar. Aunque queda en mitad de la glorieta, adentro no se siente la pesadez del mundo exterior. Hay ventanas que dan a la calle, desde donde puedes mirar el flujo incesante de autos. Las personas que acuden son, en su mayoría, clientes frecuentes, tal vez vecinos de toda la vida.