A la vista, el lugar es agradable: estructura triangular con puertas de vidrio sobre Cumbres de Maltrata y del lado de Monte Albán. Los árboles están adornados con series de focos que resaltan la vista de las mesas exteriores. Por dentro, el marrón, verde y morado crean una atrayente combinación. Tienen precios bastante accesibles, servicio a domicilio y una pequeña ludoteca. Sin embargo, pese a que tienen varios meseros, el servicio es lento; la calidad de los alimentos no es la mejor, en ocasiones, te sirven platillos o bebidas distintas a las que ordenaste y cierran muy temprano.