Antes llamado«La mitad del mundo», este local se ubica en pleno barrio de restaurantes de Rancagua, esquina con Condell, siendo imperdible al estar pintado de amarillo«patito». El local por dentro está ambientado tal cual si uno estuviera en un buen local de barrio de Ecuador, con cuadros de pintores de tal país, no elegante pero limpio, y las paredes en fuertes colores rojo, amarillo y azul haciéndole honor a la bandera del país. Atienden rápido. El restaurante ofrece comida a la carta y de menú, yo pidiendo esta última opción me trajeron una carne a la pimienta con papas fritas exquisita, aunque algo picante para los no muy acostumbrados para este tipo de condimento, pero de todas formas sabroso y bien preparado. El menú venia acompañado con un jugo de fruta y me salió alrededor de $ 5000.