Bar The Clinic

Una de las mejores opciones cerca de plaza Ñuñoa, si prefieres algo mas acogedor y con una cocina que no anda tan mal. Se encuentra a pocos pasos de La Batuta y el teatro UC, si bien, el lugar sigue la línea de decoración entretenida y concepto de su local principal (Monjitas), no tiene el mismo ambiente y tiene bastante menos onda.
Para quienes no lo saben The Clinic es una semanario chileno caracterizado por sus sátiras sobretodo a los políticos, por lo que en sus bares hay bromas en sus paredes y su carta «choreable» donde la creatividad destaca y te sacará más de una sonrisa.
Volví después de un tiempo (ya que la cocina del local no era muy buena) y tuve mejor suerte, para empezar pedimos uno de mis favoritos Mop Gate (1 litro de arreglín de vino con frutiilas — $ 6.300) que estaba dulce, como a mi me gusta, nos pusieron rápidamente el pan con pebre y mantequilla para la espera. Pedimos una sopa de cebolla ($ 2.900), que me sorprendió, buenísima con pan crujiente y queso. De fondo ñoquis bergoglio (7.200) que estaban maravillosos, con una salsa de tomates y osobuco cocinados en vino tinto, con queso parmesano y rúcula (casi no quedaron restos en mi plato) y una mechada con puré (5.900) menos afortunada, ya que la carne estaba medio dura y la salsa nada especial. Sumando y restando el saldo era positivo, aunque ya casi cuando terminábamos nos salió un pedazo de plástico afilado en el mop gate, por suerte no nos pasó nada, ya que por su filo, podríamos haber pasado un momento desagradable… le dijimos a la mesera, pero ni las disculpas nos dio. El servicio, fue otro de los puntos bajos del lugar. al parecer la chica estaba apurada y no nos hizo muy agradable la velada, primero nos trajo los platos de fondo a pocos minutos de traer la sopa, esperaba que comieramos todo junto… le tuve que decir que se esperara, además a cada rato nos presionaba por si queríamos pedir algo más, interrumpiendo nuestra conversación y era bastante ruda al servir.
En fin, si bien ha mejorado la cocina del local, tienen que ponerle un poquito más de atención a los detalles para evitar accidentes y espero que las meseras sean más amables la próxima vez. Creo que aunque sigue prefiriendo el local de Monjitas, este es una muy buena opción en el sector y su terraza, aunque bastante pequeña es agradable en verano.

Este sitio no tiene Nada que ver con el sitio original. Para empezar los que atienden son groseros, bien groseros. Yo generalmente doy el beneficio de la duda y no me gusta dar malas reseñas pero con tres malas experiencias ya tuve.
La última fue la que realmente me hizo decidir no volver nunca mas.
Mi prima y yo llegamos como a las seis de la tarde un viernes. La intención era cenar algo, bebernos un par de tragos tranquilamente. Hacía frío, pero en la terraza tenían los calentadores sólo en las mesas. Nos sentamos e inmediatamente nos rodearon para decirnos que no nos podíamos sentar en las mesas de afuera porque sólo éramos dos y esas mesas eran sólo para grupos de más de cuatro. a) era súper temprano, el bar estaba vacío. B) nos pidieron que nos sentáramos en las barras de los costados donde NO había calefacción, yo a regañadientes cedí. C) pedimos comida, y se tardaron 45 minutos en traernos la comida, tuve que levantarme dos veces a recordarles nuestro pedido porque se les había olvidado. D) llega la comida y no era lo que habiamos pedido… E) ni disculpas pidieron… Pero cuando pedimos la cuenta ahí si corrieron… Muy poca clase y NO vuelvo.

Bar The Clinic es más para juntarse con los amigos a conversar, que para comerse algo demasiado refinado. Casi siempre he probado los sandwiches y generalmente salgo contenta.
De lo que tienen para beber, ahí la cosa es más variada y te encuentras inventos bien entretes.
Yo creo que por sobre todo, la gracia de The Clinic es ese aire de ironía eterna. Dentro, está lleno de carteles con consignas políticas en modo de burla y la carta, que es choreable, tiene todo tipo de chistes con los nombres de los tragos o la comida.
Lo malo?! no tiene estacionamiento propio por lo que toca estacionar en los Carísimos estacionamientos de Plaza Ñuñoa o aprovecharte de alguna calle aledaña.
Ojo que los findes se llena y toca esperar un rato por una mesa.

The Clinic nunca defrauda ya sea por su carta como por su atención.
La onda del lugar está buena pero un poco diferente al de Santiago que lo veo más under y provocador.
De todas formas el ambiente es muy bueno, lo cual invita a largos after office.

Creo que termino de confirmar que The Clinic es uno de mis lugares favoritos.
En esta oportunidad, hemos conocido el que está en Ñuñoa, y nos gustó mucho. La atención muy buena, si bien el lugar estaba lleno, las garzonas actuaban con rapidez.
La onda del lugar también muy buena. La música también. Se puede ir en grupo o en pareja.
Un plus: sus tragos sin alcohol :)
Una vez más no nos ha fallado, así que me gusta recomendarlo a nuestros amigos extranjeros.

Fui a almorzar y estando el lugar más vacío que es desierto de Atacama me negaron la aténcion por sentarnos dos personas en una mesa para cuatro. Nos fuimos. No volveremos

Algo desordenada la atención, sin embargo está bien decorado y el lugar es cómodo.

The Clinic, «el pasquín ese» según algunos pocos, se equivoca en pasarle el nombre a este sucucho. Más allá de la ingeniosa carta, la estructura del local no acompaña para nada el ejercicio creativo y critico del diario. Un par de cuadros no logran situarte en esa despiadada mirada a lo sagrado de nuestro país: políticos, tele-​gente, ricos y casquivanas. Un bar que dista demasiado del original en Calle Agustinas donde puedes conversar y comer-​te-​pasaste. Sí, hay buena carta. Sí, hay buenos tragos. Pero falta espíritu, le falta agresividad, carácter. Hay mejores opciones cerca.

Debo reconocer que hace tiempo no voy al Bar The Clinic que queda en barrio bellas artes, porque tiene un pésimo servicio. Sin embargo, conocí el «hermano» bar que tienen en plaza Ñuñoa.
Conocí Bar The Clinic de plaza Ñuñoa y me llevé una grata sorpresa. Estando con la mala experiencia del que existe en barrio bellas artes, pensé que podría encontrarme con algo no muy agradable. Pero me equivoqué. Desde el ingreso la cosa es distinta. Un personal muy amable, y un lugar limpio, te reciben con buena decoración, ambiente familiar y de paso, buena onda de quienes atienden.
Posee la misma carta, y la comida tiene una buena presentación. Los valores accesibles completamente, y por sobre todo, un ambiente súper agradable. Una muy buena experiencia, recomendable totalmente. Super lugar para ir en grupos, y compartir en verdad con la familia.
Lo bueno de este lugar es que las mesas tienen una mejor distribución, entonces no andas chocando con mesas y no tienes que gritar tu conversación para que te hagas escuchar. Si fumas, tiene una pequeña terraza a la entrada.
Sin duda, Un buen lugar para compartir.

Si no eres un tonto grave, si te gusta el humor negro irónico que se ríe de la clase política de Chile, el Clinic será de tus lugares favoritos! Buena comida y buenos copetes a un precio moderado siempre se agradecen junto a un ambiente de amigazos te sientes como en tu casa.

La ironía es lo que distingue al diario The Clinic, lo que lo hace un medio muy particular y que hace ver las noticias desde otro punto de vista. Esto mismo es lo que hace tan especial al Bar The Clinic, lugar que sigue esta misma tendencia.
Con una carta muy particular, estilo diario, que varía de acuerdo al acontecer nacional.
Esta es una especie de filial, un local más chiquito, que el original, ubicado en Monjitas. Un lugar muy característico al que vale la pena ir y reirse de la actualidad que nos acontece.

Justo al lado de un clásico de Plaza Ñuñoa –La Batuta– se encuentra la sucursal del conocidísimo Bar The Clinic.
Mucho más pequeño que el original de la calle monjitas (si quieres asegurarte puesto para un grupo, conviene llegar temprano), mantiene la misma línea de uno de los locales más originales de la capital.
El The Clinic está inspirado en el diario nacional del mismo nombre, una publicación bimensual que revisa la contingencia nacional e internacional (principalmente política), cargada de humor e ironía
De esto último, que la carta del bar está redactada bajo la misma línea y los nombres de los tragos también (no se sorprenda si acá su copete favorito se llama rusa rica, maraca o maraca culiá, etc.).
La carta es una versión miniatura del diario y va variando según el acontecer político nacional y, si algo te causa gracia, te la puedes llevar de recuerdo.

En una amplia casona de la Plaza de Ñuñoa se instaló la segunda sucursal del Bar The Clinic, ya un clásico del centro de la capital.
El local de dos pisos conserva la onda del diario, decoración con mucho humor e ironía, platos chilenos, cocteles y tragos bastante buenos. La carta es otro punto a favor, cada plato tiene un nombre característico que guarda relación con la historia política de Chile o el acontecer nacional, tanto así que mucha gente se la lleva de recuerdo.
Para tomar recomiendo el Maremoto (versión del terremoto pero con papaya) y los sándwich (también hay opciones vegetarianas).

La exitosa sucursal es más pequeña y hay que llegar temprano, porque se llena, pero son 2 pisos con plantas más amplias, por lo que los grupos grandes están más cómodos que en el de Monjitas.
Está pegadito de La Batuta, justo frente a la Plaza Ñuñoa.
Acá probé un pie de maracuyá que me sorprendió gratamente y puedes encontrar las mismas especialidades que en el de Monjitas.
¿Ya les conté que el bar está basado en mi diario favorito? Pues sí y vendo una colección de casi 300 The Clinics, por si alguien se interesa ;p