Almorzar en un japonés de un aeropuerto como el de Nápoles puede sonar a clavada, sablazo y katanazo ninja en toda regla, pero parece que en esta franquicia aunque los precios son elevados, al menos los platos están ricos y son de tamaño interesante. Nos disponíamos a pillar un vuelo de vuelta a Barcelona y el hambre nos estaba matando. Hartos de pizza frita y todo lo-que-sea frito decidimos meternos en esta franquicia para comer algo más fresco. Mi compañera optó por una sopa miso y un poco de sushi, mientras yo que yo me decidí por un bol de arroz con salmón que estaba muy bueno. De beber, una cerveza con té verde y jengibre que también estaba muy rica. Tenían la típica cinta transportadora, pero a precios realmente abusivos típicos de aeropuerto. Al final llegaron nuestro jefe y otras compañeras para comer con nosotros y pagó él. Si no recuerdo mal, salió por unos 13 euros por persona, algo que nos dejó llenos y que, para ser japonés y en un aeropuerto, creo que no está mal