La primera vez que fui al Pajarito no me acuerdo mucho porque estaba metida dentro de una botella de vino por ende, no lo aprecié en todo su esplendor, cuando fuí la segunda vez, quede maravillada con el techo con esos pajarillos de origami, la onda del lugar y la comida. Este es un bar fundado en el año 1893 asi que imagínense la cantidad de historias que tienen asociadas al querido puerto, un lujo de local que se mantiene mega vigente, con comida exquisita(las papas fritas a la parmesana) las pizzas, el borgoña, el vinito con manzana, la carta de vinos en botellas(que es eso de tomar por copas mi dioc) buena carta de chelas artesanales, repito el ambiente y atención rápida. Un par de tips, llegue temprano si quiere agarrar mesa pues se llena, en la barra también se puede sentar y sentirse en casa, pida sangría o borgoña, realmente imperdible, mire el techo y haga amistad, porque este es un lugar precioso y con onda para conocer gente. Un lugar con real tradición en le puerto.