Este local ubicado en uno de los barrios más juveniles y entretenidos de Santiago deja mucho que desear y difícilmente esta al nivel de locales cercanos de comida peruana, sándwiches y pubs, en términos de calidad. Pedí una orden para llevar por cerca de 20.000 pesos(40USD), que resultó llamativamente escuálida. Quizá estaba esperando demasiado, pero por ese precio esperaría más y mejor producto. El staff principalmente centroamericano contradice la habitual amabilidad y buen servicio que uno ha llegado a esperar de nuestros hermanos extranjeros. Un servicio desatento e incluso burlón de parte de la cajera y el cocinero, restan atractivo a un local que por su ubicación parecía interesante de explorar. El/la dueña haría bien en revisar los estándares de atención a público y la relación precio-calidad-cantidad.