La verdad yo no me hago atados a la hora de entrar a un café con piernas, y es que a no ser que esté prohibida la entrada a mujeres con ropa yo entro igual, para ser sincera lo he hecho de puro copuchenta, eso sí siempre en compañía masculina. Una vez con un amigo, colega de trabajo y otra con mi primo hermano. Bueno fue un día de invierno. Yo estaba en la pega cabeceando, es que era una pega de oficina de lo más fome, sin embargo siempre estaba la excusa de salir a «visitar a algún potencial cliente»(era un banco mal pensados) la cosa es que con mi primo pasamos a beber un cafecito,¿ no te da lata me preguntó?, ¡vamos no más! le dije. En el lugar tipo toples una negra infartante llamada Siomara saludó de beso en cara cunetao a mi primo, a mí me sonrió, dale no más le dije yo si es mi primo, ella se largó a reír y se relajó. Yo bebí un rico café extra crema, estaba buenísimo. Bueno verdad que hay que ser bien osada para entrar a este tipo de cafés. Yo te recomiendo amiga que no te cierres a una posibilidad de un exquisito café de grano, si no te atreves a entrar tienes la opción del clásico«Café Caribe» del centro de Santiago, en Huérfanos hay un. Acá atienden mujeres más entraditas en años, pero de todas formas guapas y esculturales, siempre veo señores de terno con el diario financiero mirando de reojo a la que atiende jajaja! Bueno si lo tuyo en resumen no es ni lo uno ni lo otro, ándate al café literario, suerte!