Bar La Unión Chica

Al lugar le llaman La Unión Chica porque queda al lado del Club de La Unión. En un principio, albergaba a los que no daban el ancho como para comer ahí, pero hoy es más bien un lugar de encuentro de mucho jubilado. un par de corredores y uno que otro hipster.
Un lugar bastante grande, con muchas mesas y una barra larga sin butacas, lo que no parece molestarle a nadie. Probablemente es porque se junat mucha gente a esperar que se desocupen las mesas al almuerzo.
Primero lo malo, que es poco. Los mozos se saben los dueños del lugar, por lo que se dan el lujo de ser lentos, pero nada inaguantable.
El baño, lo peor: sucio, chico e incómodo.
La comida, bastante buena. El consomé de huevo es delisioso, tal vez un poco salado, pero en un día helado es perfecto. O después de que a uno se le pase la mano con las cañas de vino, que son muy baratas.
El menú del día cuesta menos de 4000 y es de dos platos, bastante bueno y mucha cantidad.
Puedo dar fé de que el pollo al jugo es más que bueno, la escalopa de lomo es moderada, a lo sumo y que el consomé es excelente. Aunque dicen que los callos son de lo mejor del local. Definitivamente pase a darse una vuelta, es lejos la mejor alternativa del lugar.

¿Comida casera en el centro? Aquí! .
La Unión Chica es un antiguo Bar/​restaurante que lleva por lo menos 70 años de funcionamiento. Un clásico de los clásicos ubicado a pasos de la estación Universidad de Chile, lindo por fuera y por dentro, lleno de historia. Aquí puedes encontrar platos tradicionales como Callitos (guatitas), Lomo a lo pobre, Caldillo de Congrio, distintos pescados y perniles con agregado. Además hay jugosos sánguches de Mechada, Pernil, Churrasco. Todos con relleno abundante y en deliciosa marraqueta blandita y esponjosa (no la de supermercado que ni merece llamarse marraqueta)
Y para la sed? borgoñas, pipeños o hasta un combinado quedan perfectos con cualquier plato.
Da gusto sentarse en la Unión Chica y distinguir a la clientela que lleva años ahí, juntándonse a jugar un dominó con una cañita de pipeño.
Los precios son económicos, además de los platos siempre tienen un menú que por menos de $ 3.000 te deja con la guatita llena y de lo más feliz.

Este local me encanta, lo conocí gracias a los datos de mi abuela y mi mamá (ellas tan sabias). Es un imperdible a la hora de comer un «caldo de gallo», que es un consomé milagroso, que revive a cualquiera: lo sirven con un huevo y unas marraquetas cortadas.
Si tienes mucha hambre, también te puedes comer uno de los magníficos sandwich que ofrecen. Mis favoritos son el de mechada y el de pernil, pero también hay platos típicos de comida.
A la hora que entres siempre hay alguien tomando algo (el bar es demasiado extenso), ya sea su cortito para seguir bien la mañana — tarde o personas celebrando alguna ocasión especial.

Este negocio tiene una tradición de años en nuestra capital, emplazada en calle Nueva York, cerca de importantes centros de negocios y bancos, se encuentra este local que le debe su nombre a la cercanía con el Club de la Unión que está tan solo a unos pasos.
Entrar al bar es transportarse a otra época y sentir que estas en el fragor de la bohemia Santiaguina de hace muchos años atrás, su puerta con vidrios donde no se ve nada hacia dentro lo cual le da un aire a misterio que te invita a pasar a un local con una barra alta y repleta de brebajes hasta el tope, garzones que tienen años en el lugar y conocen a los asiduos. Una vez dentro te encuentras con una fauna variopinta que a eso de las 7 de la tarde está el bar repleto con gente tomando borgoña, degustando un vinito, una exquisita mechada italiana jugando alguna partida de dominó, hablando a viva voz de fútbol, de la última polémica o mirando algún partido transmitido en el lugar.
Recomiendo probar la mechada o un lomito italiano de los de verdad, trozos generosos de carne con palta recién hecha y tomate, un borgoña o algun trago preparado con malicia, también tienen menú de almuerzo. Aceptan redcompra