Este es un lugar bastante íntimo, pero que bien vale la pena reseñar. Acá vengo cuando quiero estar apartado de todo y tomar otro aire. El que esté en San Bernardo lo hace más adecuado para esos menesteres. Uno se siente un simple desconocido sin obligaciones ni responsabilidades. El lugar es piola, de mediano tamaño, cuenta con una pantalla adecuada al porte del espacio para ver los partidos del fin de semana. Yo, ya lo he contado, prefiero más el silencio por eso voy en días de semana, sobre todo en tarde-noche. No cuenta con carta, sin embargo se preparan los sándwich habituales(completos, churrasco, etc.), el ambiente es acogedor para estar solo o más bien con una compañía conversada. El local tiene su público adepto que tarde a tarde pasa a servirse algo. Recomendado por comodidad, buena atención y precios(un schop de medio litro, sin h2o y hasta con baranda, cuesta $ 1.500). Y siempre uno se reserva el derecho a coquetear con alguna de sus guapas meseras.