El Pom Fritz es uno de los únicos locales que sobrevive al radical cambio que experimentó el sector de La Plaza de armas de San Bernardo, y lo extraordinario es que mantiene su simple y acogedora decoración. Aquí venía con uno de mis tíos a probar las enormes empanadas«calduas» de la tarde, chorreando por los brazos de niño, a la hora en que este pequeño lugar era repletado por trabajadores del sector que habían terminado su jornada laboral y se aprestaban a ajusticiar la inanición de las horas laboradas. La esencia, su aspecto y su agradable sabor no han cambiado y siguen agasajando al humilde parroquiano con suculentos sándwich y frescos brebajes a un costo que el bolsillo siempre agradece. Un lugar que recomiendo para el cliente apurado, pero que se resiste a comer en cualquier parte.