Un trozo de las ferias libres que resiste en plena esquina de Apoquindo con calle Warren Smith. Ahí donde en los últimos años el barrio se ha transformado en un pujante centro de oficinas financieras y donde el transito a veces se vuelve insoportable, este almacén mantiene la respiración de aquellas conversaciones de la antigua usanza donde gran parte de los clientes se conocen con la dueña. La compra se dilata entre risas y anécdotas cotidianas. Todo tipo de verduras frescas que llegan cada jornada desde la Vega Central. Pomelos, rúculas, rabanitos, ciruelas, alcachofas, ensaladas preparadas, empanadas caseras e incluso en verano venden pastel de choclo. Abarrotes varios, cecinas, quesos, bebidas, tarros, frutos secos, charqui, articulos de aseo, entre otras cosas. Todo en un ambiente poco usual para estos barrios donde las cadenas de supermercados y farmacias han copado las esquinas. Destacable también es saber que para quienes ostentas el papel de clientes habituales acá aún funciona el sistema del«cuadernito» donde uno se va anotando la cuenta para pagar a fin de mes todo lo comprado. ¡Una joya para el barrio!