Plaza Rodriguez Peña

La plaza ofrece la arbolada idela para oxigenarse y ionizarse, al mismo tiempo que se efectuan trabajos orientales con la conduccion didactica del Profesor Jorge Nicolini . No se trata solo de sentarse a disfrutar ,sino se trata de aporvechar en especial la gente adulta y de la tercera edad en efectuar una practica alternativa de la mano dle Profesor Jorge

La Plaza Rodriguez Peña, es un hermoso pulmon para el barrio, donde los espacios verdes escasean.
Frente al Palacio Pizzurno, a metros de la Escuela Carlos Pellegrini, suele llenarse con los empleados del MInisterio de Educacion y alumnos de la Escuela para aprovechar la gran cantidad de bancos que hay en sus senderos y los amplios espacios con cesped para almuerzos y descansos eventuales.
La politica de espacios verdes de gobierno de la Ciudad, hace que este muy cuidada y linda, aunque lamentablemente como la mayoria de las plazas de la ciudad, tiene que etar enrejada para evitar vandalismos
Para disfrutar de los ultimos dias de verano, si andas por Recoleta, del otro lado de Santa Fe, acercate, y la vas a pasar bien

Entre Av. Córdoba y Av. Santa Fe, a la altura de Av. Callao es que encontramos esta enorme plaza recientemente remodelada por completo.
Qué lindo es ver cuando se generan remodelaciones y tan para bien. Quedó súper linda! Esta plaza está llena de árboles, mucho pasto, muchos caminitos y gran cantidad de banquitos! Recomiendo en estos días de calor buscar un buen lugar para sentarse en el pato a la sombra de algún árbol a tomar mates, almorzar, charlar, una birra a escondidas. Cuenta también con un sector para que jueguen niños totalmente nuevo. Si vas a pasear a tu perro tenes ciertos requisitos a cumplir y por si te olvidaste la bolsita, adentro podes encontrar un dispenser de las mismas.
Desconozco el horario en que la cierran, ya que la misma es enrejada pero si están cerca y necesitan despejar un toque durante el día, leer un libro ó lo que sea, vayan!

No me gustan las plazas con rejas, pero es lógico que por seguridad lo tengan que hacer pero a veces juega en contra.
En mi caso la mayoría de las plazas son lugares de paso, esta no fue la excepción, aunque me demoré mas de la cuenta en atravesarla (solo el doble de lo normal), porque tenia que hacer tiempo, hacia mucho calor y la vi muy linda.
Mucho verde, mucho árbol frondoso, mucha sombra, y bancos para sentarse.
Se la ve muy cuidada y limpia.

Esta plaza me queda muy cerca de casa y siempre paso un ratito a sentarme a descansar en sus antiguos bancos. Si bien no soy una entusiasta de las plazas enrejadas, tengo que reconocer que, desde que a esta le pusieron rejas, recobró la belleza, la prolijidad y la limpieza que tenía décadas atrás.
Tienen árboles frondosos ideales para descansar bajo su sombra. Ahora le pusieron juegos para chicos que, para mi, la afean un poco. Tienen demasiado gris y cemento. Ojalá los estén por pintar de algún lindo color.
Cuando baja el sol hay muchos deportistas corriendo alrededor de la plaza. Los fines de semana se ven grupos haciendo yoga en el pasto.

En la Ciudad de Buenos Aires hay millones y millones de plazas, pero es curioso que por diferentes razones como recuerdos de infancia, de algún amor o simple afinidad, cada uno tenga sus preferidas.
La Plaza Rodriguez Peña está dentro de las mías. Está encerrada entre Callao, Marcelo T de Alvear, Rodriguez Peña y Paraguay, en el hermoso barrio de Recoleta.
Empecé a frecuentarla en el 2009 cuando ingresé al secundario, que quedaba a media cuadra y veía que los chicos de años más grandes adoraban la placita. Como joven adolescente que se deja llevar por las masas, un día fui a almorzar allí y descubrí que era cierto el encanto que le adjudicaban. Está perfectamente mantenida, con sus caminitos de piedras naranjas y los boulevares internos. Cuando florecen los jacarandá, se forma todo un techo lila sobre ella muy agradable. Desde entonces, nunca dejé de ir. Solíamos hacer picnic allí, sentarnos a charlar, e incluso fue en esta plaza donde empezó la fiesta de la ‘vuelta olímpica’ cuando terminé quinto año. También he ido muchas veces porque aquí era donde tomaban lugar las asambleas estudiantiles del colegio. Siempre está lleno de señoras sentadas en los banquitos conversando entre ellas. Hay también policias merodeando y una vez me pasó de estar riéndonos con amigos y que venga una señora del barrio a pedir silencio porque ‘es una plaza que hay no hay que descuidarla y están haciendo alboroto’…

Esta es una de las plazas que me conquistó desde que llegué. Sabrán perdonar la melancolía, pero me acuerdo la primera vez que llegué y la vi: era como la plaza de enfrente de mi casa de la infancia, pero en versión gigante!
Probablemente esa sensación se la debo a los caminitos de piedritas de ladrillo que la recorren (del mismo modo que lo hacían los caminitos de la plaza de enfrente de mi casa de la infancia). Pero no me costó mucho darme cuenta que era lo único parecido que tenía con aquella plaza de pueblo que estaba recordando.
Esta plaza no es sólo un poco de verde entre mucho cemento y eso es algo en lo que reparás ni bien ves las estatuas que sabe lucir en sus esquinas. De todos modos, más allá de toda la parafernalia de semejantes monumentos, es un lugar súper agradable para pasar un rato descansando la vista de tanto cemento.