Aunque en todas partes hablan de este restaurante como un vegetariano, técnicamente no lo es. En la carta hay varios platos que incluyen pescado, principalmente atún. Sin embargo, sí es cierto que la mayor parte de platos son vegetarianos o veganos. También tiene opciones sin gluten. Todos los días ofrecen un menú bastante decente por 10’9 € y a parte de eso tienen tres menús en carta. Yo probé el menú king que es el que más platos incluye, y os puedo decir que salí de allí rodando. O sea, que si no sois de mucho comer, controlad las cantidades, porque parece que con tanta verdura no te vas a llenar, pero sí. Respecto a la comida en sí. No estuvo mal. La hamburguesita vegana estaba buenísima. El tataki de atún correcto. Las ensaladas y el baba ganoush, ni fu ni fa(las ensaladas no tienen porque ser aburridas, no entiendo porqué la gente no las hace con más amor). El sitio no está mal, pero la experiencia no terminó de ser satisfactoria por varios motivos. Primero, a pesar de que el restaurante estaba prácticamente vacío, fueron un poco tardones en sacar los platos y el camarero no parecía muy atento. Eso sí, una vez que marcharon los primeros, el resto fue rodado. Por otra parte, me pareció una comida bastante pesada. Los cuatro que comimos tuvimos una digestión durita esa tarde. De hecho, antes de coger mesa, subimos a la planta de arriba del restaurante a ver qué pinta tenía y salía un olor a fritanga de la cocina que te rizaba las pestañas. En cualquier caso, volveré a darle una oportunidad, porque han abierto hace poco y puede que todavía estén buscando su sitio. De momento lo dejo como sitio con mucho potencial.