El Cantonet

Este bar lleva toda la vida, como su nombre indica, en la misma esquinita.
Es una bar de barrio frecuentado casi siempre por la misma clientela; hombres mayores que van a echarse su copita y su cafelito mientras charran.
El fin de semana ya hay un público más variado. Familias que escogen las mesas de fuera para cenar.
Yo he ido alguna vez con mis padres y también hemos celebrado allí alguna que otra cena de falleros. No está mal. Son las típicas tapas. Tampoco tiene nada de especial. Bueno sí, que el precio es un poco subido… no es caro caro, pero para ser un bar de barrio así podría ser más barato.

Un bar español, normal, de bocatas, de tapas, de tertulianos continuos, de personas que van, se sientan, cenan y se van… un bar de los de toda la vida, con una cocina que no te sorprenderá, que si vas, es porque ya la conoces y nada nuevo puedes esperar.
He ido varias veces con amigos, porque uno de ellos vive por allí, a él le conocen, y por eso le gusta ir, y que vayamos con él, pero el bar no tiene nada especial, salvo que especialmente se trata de un bar normal.
Estos sitios, esta clase de sitios, desde que ya no se puede fumar dentro, para mí, que han perdido algo, una esencia, un halo, una microesfera de nubes hechas de humo artificial, por contra han ganado en limpieza, en desinfección…
La cuestión es que gracias a eso, han ganado terrazas, ya ves, a cualquier cosa hoy en día se llama terraza: ¡¡¡a las calles!!! y colocan sus mesas en las aceras, junto a los transeúntes, junto al tráfico de Juan XXII y Pesset Alexandre… con todos sus humos, con toda su contaminación… sí, los tiempos han cambiado, ahora los humos son diferentes…
Me gusta el café que hacen, sabe a café de bar de toda la vida, está cargadito, y te despierta bastante.