Éste es un bar de señores. No me refiero a señores de la alta nobleza, sino a señores de toda la vida. Señores. De trabajar toda la vida, tener el pelo cano o no tener pelo. Y una lucida barriga que no se sabe cómo ha llegado ahí. Sólo que un día apareció y listo. Con esto quiero decir que la sofisticación y la elegancia van a brillar por su ausencia, pero a cambio obtendremos unas ventajas diferentes. Para empezar un trato totalmente campechano y natural. Aquí casi todo el mundo se conoce, y si no te conocen, te van a tratar igualmente bien. Te van a hacer sus recomendaciones y demás cosas. La comida está buenísima. Todo muy casero. Unos platos combinados acompañados por un vinito peleón o una jarra de cerveza. El típico plato combinado enorme, con un trozo de carne gigante y una montaña de patatas fritas acompañado todo con pan. Un plato de primera y recomendado para gente de buen comer.