Nos juntamos varias personas pensando que esta cadena nos iba a ofrecer una maravilla en todo lo relativo al mundo del dim-sum, solo para encontrarnos que ofrece lo que cabría esperar de una cadena: un proceso bastante enlatado y poco artesanal en el que la comida sabe a lo mismo que en todas partes y cuyo único aliciente es que tienen una carta un poco más extensa de estos deliciosos aperitivos chinos. Y aún así un poco menos extensa de lo que esperábamos, porque parece ser que la completa solo la ofrecen en sus otros locales y que para este han dejado una reducida, compuesta básicamente de menús y unos cuantos platos sueltos. Nosotros probamos casi todos los dim-sum y no me parecieron nada del otro mundo; también el arroz tailandés, unas brochetas de pollo, unos tallarines… Nada particularmente reseñable o que no puedas encontrar a un precio bastante más barato en cualquier restaurante chino de toda la vida. Si acaso destacar que el servicio fue muy rápido y que el sitio no tiene grasa en las paredes, pero no sé yo si, en estos tiempos en los que somos tan exigentes, es razón suficiente como para volver. No le hago ascos pero no me dijo nada en absoluto y la receta fue abultada.