Talleres Guía Fernández

Son taller oficial Peugeot y eso se nota –en la factura y en el conocimiento del coche-​. Lo que me llamó la atención es que siempre que pasaba por delante de su garage tenían una gran cantidad de coches de la policía y como era la primera vez que llevaría mi coche y a esos de azul no creo que se atrevan a timarlos –que sacan la porra y ya se sabe la que lían– me decidí a confiarles mi coche: Peugeot 206 viejito.
La chica que me atendió flipó conmigo: no me sabía ni la matrícula del coche… pero bueno, es lo que tiene llevar la L y ser un novato, todo es nuevo y raro.
Pedí una revisión a fondo del coche. La puesta a punto fue de: filtros de aire, aceite, arreglar el intermitente derecho –que saltaba el muy pillo cuando le daba la gana y no veas lo que era ir por ahí y que sin esperarlo súbitamente empezara a lucir– además también le puse los cuatro neumáticos nuevos y rellené el gas del aire acondicionado.
Tiempo de espera: 10 días
Total de la Factura: 720 euros
Me entregaron el coche totalmente limpio y fueron en todo momento muy amables. Eso sí, ¡menuda ostia el precio! y además el equipo de sonido había dejado de funcionar. Se lo comenté y me dijeron que se lo llevara en otro momento. También me dijeron que la suspensión no andaba muy católica –menos mal pensé yo– pero creo que lo dijeron en el mal sentido.
Una semana después volví por allí: fui a coger el coche pero la apertura a distancia no funcionaba… me había dejado las luces del coche puestas y había agotado la batería. Mecagüento. Me llevaron en un coche del taller hasta el mío y fueron bien pertrechados con una máquina que parecía una versión ligera de un equipo de reanimación. Todo muy profesional. Lástima que el aparato falló porque tenía un fusible jodido… así que allí me quedé yo esperando a que volvieran al taller y regresaran con unas pinzas de las de toda la vida.
Finalmente cargamos algo la batería y fui tras el coche del mecánico camino del taller para que me instalasen la batería. Se me caló el coche. Horror. Tuve que llamar para que el mecánico regresara. Mierda.
Tras el tercer viaje del mecánico hasta donde se encontraba mi coche, llegué, pusieron una nueva batería al módico precio de 77 euros y «palante». Ey, tuve que dar las gracias porque no me pusieran una oficial de Peugeot o me habría salido por 250 pavazos!!. También me arreglaron el equipo de sonido –que previamente ellos habían dejado inútil– y lo dejaron perfecto.
Una semana después de rellenar el gas, el aire acondicionado dejó de funcionar ¡en Agosto! justo al inicio de un viaje Sanabria-​Guadalajara… Ditasea… ahora tengo que llevarlo de nuevo a ver qué cohones pasa.
Sí, tengo un hijo tonto. Ha salido al padre.