Starbucks

Parece que últimamente me estuviera haciendo la ruta de los Starbucks de Madrid, y os aseguro que nada más lejano de mi intención; es solo que llevábamos toda la tarde andando y era lo que nos pillaba más a mano para refrescarnos en ese momento.
Como local, es un poco diferente a otros, menos de pasarte las horas muertas y más de ser un lugar de paso debido a que está en un enorme edificio de oficinas y en una zona en la que la vida es más la del trabajador de cuello blanco que otra cosa; supongo que esa es la razón por la que aquí lo que abunda son las mesas altas con banquetas en vez de los sillones que tanto me gustan.
Lo que no me hizo mucha gracia es que tampoco tienen el mostrador habitual con los azúcares, chocolates, vainillas y nueces moscadas con los que enguarrinarte la bebida, y uno no va al Starbucks por lo bueno de su precio precisamente. Si voy a confraternizar con el Gran Capital, al menos que sea con todas sus consecuencias, hombre.

La verdad es que no se qué tiene Starbucks que me obliga a entrar para pasar una hora leyendo o navegando por internet aunque no me encante ninguna de sus bebidas y me parezcan extremadamente caras. No se qué tiene que una vez al mes siempre acabo ahí. Dicho esto, en cuanto a este local en particular es uno de los que más me gustan. ¿Cuál es la diferencia si en todos sirven exactamente lo mismo? Supongo que los camareros siempre han sido más amables conmigo que en los otros locales de la cadena. Se acuerdan de no ponerme la nata, tienen una sonrisa, te desean un buen día… Desde luego nada que ver con el Starbucks de Callao.

Nunca entenderé el éxito de los Starbucks. Un café que no sabe a café a un precio absolutamente inflado. Quizá es que ellos pusieron de moda lo de llevar el café por la calle, que tanto me gusta, o que con su agresiva política de expansión han conseguido estar en cada esquina, en cada portal, y en cada calle, desplazando a las cafeterías de toda la vida.
También puede ser que queden pocas de esas, de las que te permiten tomarte un cafetín a las tres de la tarde, tranquilamente sentado sin preocuparte de que la gente que llega quiera sentarse a comer, y tú estés ocupando un sitio por 1,20 €… Bueno, más bien por 4 €, que es lo que cuesta cualquier bebida ahí.
Eso sí, qué rico el Chai Tea Latte.

Para los que le gustan los brebajes que sirven en esta conocida marca, este lugar les será fantástico. Es muy pequeño, por lo que pillar asiento es difícil.
No pude conectarme a la wifi, tampoco.

Mon premier café dans un starbucks s’est plutôt bien passé (c’est un peu comme prendre son premier fast food).
Starbucks, grande chaine de café mondialement connue et internationalement implantée, est un grand spécialiste du café, sous toutes ses formes: en gobelet (petit, moyen, grand, en bol), en sachet, glacé (et ses dérivés, tasses, mugs)… bref il y en a pour tous les gouts.
Les cafés sont bons, bon marché et le cadre est agréable (la salle est propre et sa déco est bien faite). ça rappelle énormément l’esprit McDo en plus sympathique.