Jo&An

Pocas veces he tenido el placer de afeitarme la barba en esta mítica peluquería, que lleva más años abierta que pelos han caído en su suelo.
Sillones de los de antes, de cuero, con reposabrazos. Y cuatro hombres haciendo cola mientras observan atentamente el tino con el que cortan y afeitan a sus peludos clientes.
Una precisión que sólo dan los años manejando la cuchilla y al cliente. Precios populares y una memoria de hierro para recordar cómo, cuánto y por dónde quieres el corte.
Si de pequeña ya adoraba acompañar a mi abuelo y viajar en el tiempo, viendo sus muebles y su decoración, imaginaos ahora la impresión que da contemplar que todo sigue igual en esta barbería, el único motivo que encuentro para no querer ser imberbe.

Afeitarse en una barbería es toda una experiencia, Y varios amigos ya me lo habían dicho. A mi que me gusta mi barba me daba algo de grima ya no solo afeitarmela, sino que encima lo hiciera otro.
Pero por razones de trabajo tenia que despedirme por un tiempo de mi querida mata de pelo que adorna mi cara, y ya que lo iba a hacer contra mi voluntad por lo menos pensaba hacerlo a lo grande.
Lo primero que debes hacer es buscar una barbería de verdad, donde sepas que llevan afeitando a generaciones enteras de familias. Así que informándome llegué hasta JO&AN.
Es toda una experiencia cuando te dan con la brocha, y luego te raspan con la cuchilla, que te sientes rarisimo, pues te da como canguelo que te pongan algo tan afilado en el cuello, pero viendo la maestría con la que hacen su trabajo vas perdiendo el miedo y disfrutando de ello.
Ya aproveche para recortar un poco el pelo, aunque estaban empeñados en que debería de ponérmelo corto, logre convencerlos para que me hicieran capas.
En serio, tenéis que vivir la experiencia de ser afeitados como dios manda, y JO&AN es un buen sitio donde hacerlo.