Sólo he probado dos cachopos en mi vida así que puede que me esté equivocando, pero OHMYGOD. Qué cosa más tremenda, nada pesado, superjugoso, con el relleno perfecto, me encantó. Es rebozado, no empanado, no sé qué opinarán los puristas, pero oye, yo repetiría una y otra vez. Dicho esto, vamos con los otros detalles. Quedamos un miércoles a las 9 porque era cuando abría, y efectivamente estaba abierto el local pero no pudimos pasar hasta y cuarto o así(juraría que hasta que llegó la cocinera). Con las bebidas nos pusieron una tapa de queso. Eramos tres y pedimos una tabla de embutidos y el cachopo para compartir, lo que nos sobró de la tabla se ofrecieron a ponérnoslo para llevar, bien. Y al final de la comida te ofrecen chupito y te dejan la botella, más bien. No le pongo cinco estrellas porque salí con olor a fritanga, aunque allí no se nota y en algún momento parecía que alguien estaba fumando, entiendo que entró algún olor del patio de vecinos. El servicio, sin ser la alegría de la huerta, correcto y por momentos amable, pero siempre correctos. El local pequeño, barra a la entrada para tomar algo rápido y luego la sala, que serán unas 10 mesas. Manteles de cuadros y aspecto clásico.
José Carlos C.
Place rating: 4 Madrid
Lo cierto es que nunca habría pisado este sitio de no haberse incluido en la última«jornada del cachopo». Llevaba tiempo con ganas de probar uno ‘de verdad’ y qué mejor oportunidad que esta. La cosa no empezó muy bien, pues nada más entrar parece el típico bar de abueletes tan solo frecuentado por la cuadrilla. Vamos, que los asiduos no te invitan a estar con sus miradas de: ¿estos que hacen aquí? El dueño, tras la barra, todo lo contrario. Más majo que las pesetas. Nos invitó a entrar al salón y allí la cosa cambió. Hasta el cocinero vino a preguntarnos si nos gustaba la comida. Menos mal que reservamos, pues todas las mesas quedaron ocupadas en menos de lo canta un gallo. He de decir que el sabor del cachopo era extraordinario, pero claro, la presentación muy de restaurante de la abuela, con el plato embadurnado en aceite. También hubiese preferido un empanado en lugar de un rebozado en huevo, pero poco importó. Me enfrenté a aquella bestia y la derroté yo solito. De la indigestión de las horas siguientes ya ni hablamos… acudid sin merendar(y casi sin almorzar). Aceptan tickets restaurante. La sidra ‘asturiana-asturiana’, como debe ser.
Jorge R.
Place rating: 4 Madrid
Para mí, el mejor cachopo de Madrid. He vivido mucho en Asturias y creedme cuando os digo que este cachopo se merienda a muchos del norte, es una pasada. Viene rebozado en vez de empanado, la carne es muy jugosa, y el queso es el justo, sin pasarse pero dejando su nota de sabor. Viene con sus patats fritas caseras y pimiento reglamentario. Cachopo clásico, sin artificios ni inventos raros… pero increíble. Resto de platos que he probado, también más que decentes. El local está un poco viejuno y cuando fuimos en verano no funcionaba el aire, además saltaba la luz cada poco. Además los baños son más típicos de un bar vinagre que de un restaurante. Por esto y por que no te dan un cubo para escanciar(aunque esto es muy típico en Madrid, te dan el taponcito y la tienes que echar al fondo del vaso…) no le doy cinco estrellas, pero os recomiendo encarecidamente este sitio a los cachoperos de la ciudad.
Pamplinero T.
Place rating: 4 Madrid
El dueño siempre tiene la razón, que para algo es el dueño Cena de seis un jueves por la noches que cae sin duda en la categoría de honda raigambre conocida como«de amigotes». Con Hermanos Ordás nunca sabes si la casa va a estar hasta la bandera y como se trataba de un grupo grande decidimos reservar con antelación de dos días. Pues esta vez teníamos el comedor para nosotros solos. Ah, se siente, los juegos de azar van así. Comedor forrado en madera de pino, manteles y servilletas de cuadros rojos y blancos, fotos de Asturias con predominancia de los picos de Europa y hasta una labor de petit-point de La Santina enmarcada. No me fijé si también habría unas madreñas adornando pero podría jurarlo sin miedo a morir en pecado mortal tan prono un rayo me alcance tras subir la reseña. Sólo faltaba Álvarez Cascos, el eslabón perdido entre el hombre y el oso pardo, esforzándose con la gaita en un rincón. Trato del servicio muy amable y cercano, para algunos pudiera ser que demasiado, pero a mí me gusta porque al sitio le tengo cariño y vieron que estábamos de cachondeo y dando voces. Sabían que podían permitírselo. Más que hacernos recomendaciones aquello fue un «ordeno y mando» porque el dueño siempre tiene la razón que para eso es el dueño: — Pues yo quiero X. — Pídete Y, así lo pruebas. Que lo hacemos muy bueno, hombre. — De acuerdo, pero sólo cedo porque llevo ya unos cuantos culines de sidra y me pillas con la guardia baja. — Ni se me ocurre lo contrario, caballero. También nos quitaron cosas de la comanda, como la tabla de quesos, porque, con razón, nos habíamos pasado pidiendo dos Entrantes para el centro: — Tabla de quesos: Un par de quesos suaves(creo que uno era de Beyos), un Afuega’l pitu con pimentón, un ahumado de Pría, uno azul de La Peral y uno azul de Cabrales. Buenos quesos en porciones grandes, muy generosas. Esto no se ve en ni un solo restaurante asturiano de Madrid donde apenas te sacan unos trocitos ridículos de queso por un precio muy alto. — Anchoas caseras: Buenísima la conserva casera de anchoas servida con rebanadas de pan y tomate rallado. Pedimos una segunda ración y eso que iban como unas diez anchoas por ración. De plato principal tres cachopos. El cachopo es un sanjacobo de ternera asturiano relleno de jamón y queso del tamaño de la tapa de un piano de cola. Un plato que en principio no tiene ninguna complicación pero que con malos ingredientes o racaneando en el relleno puede ser un completo fiasco. En Hermanos Ordás lo hacen muy bueno, ternera muy jugosa y de calidad y relleno de jamón ibérico y queso muy generoso. Para mí es el mejor que he probado en Madrid por el momento. Como curiosidad en Hermanos Ordás no lo empanan, lo rebozan con huevo y harina como los filetes rusos. De postre nada especial, aunque la tarta casera de nata con orujo tiene su punto, yo no la había probado nunca y me gustó. Cayeron cinco y un flan de huevo. Remate final dejándonos a solas con tres botellitas de orujo, orujo de hierbas y pacharán a discreción y seis vasos de chupito. Con cuatro botellas de sidra y ocho dobles de cerveza 26 euros PAX. Inmejorable. PROS: Le tengo muchísimo cariño al sitio, no soy objetivo. Se come muy bien y se pasa mejor. La RCP es muy alta y para una comida o cena con amigos es de lo mejor. CONTRAS: El pan. Peor que el de un comedor de colegio(uno muy malo en el que enseñen a multiplicar mal a los niños). ¿Por qué cuatro estrellas para un sitio así? Porque se puede ser sublime en muchos y diversos segmentos y en el de casas de comidas asturianas auténticas de raciones descomunales y pantagruélicas con servicio confianzudo y socarrón Hermanos Ordás es el mejor.
Pablo H.
Place rating: 5 Madrid
Tenía muchas ganas de probar un buen cachopo asturiano y leí en Unilocal y varios blogs que aquí ponían el mejor de Madrid y a un precio más que aceptable(15 €). La primera vez que quisimos venir no reservamos y no tenían sitio así que os recomiendo reservar. Vine con mi pareja y nos pedimos un cachopo para cada uno y una botella de sidra. Nos regalaron un buen trozo de cabrales para que picáramos algo mientras veníà la comida y bastante pan(que te lo cobran a euro). El cachopo, acompañado de un pimiento rojo y patatas fritas, es una bestialidad. Gigantesco y riquísimo. Nosotros somos de buen comer pero fuimos incapaz de acabárnoslos. Para la próxima compartimos y probamos algún otro plato. La decoración es muy auténtica y los camareros simpáticos a la antigua usanza. Le pongo cinco estrellas porque cumplió totalmente mis expectativas: un lugar para hartarte de comer a buen precio. Y un cachopo excepcional.
Gustavo S.
Place rating: 4 León
No me puedo creer que durante más de 2 años casi todas las semanas comiese en la zona. Conozco casi todos los restaurantes que dan menú y por cómo es la fachada no creo que hubiese entrado nunca. Solo llegué aquí por la insistencia de mi sensei particular. Cuántas cosas y lugares me ha enseñado!!! Este restaurante no iba a ser menos. Con la obsesión casi compulsiva de probar todos y cada uno de los cachopos de Madrid di con mis huesos en Los Hermanos Ordás y me vi apretándome una fabada y un suculento cachopo. La experiencia fue maravillosa. Sencillamente no le doy las 5 estrellas pues es un negocio de servicio demasiado callado(parece que fuese eso un problema) y que el local sería un referente en la serie Cuéntame como paso pero no en estos tiempo. Si realmente vas a comer y no a una galeria de arte a ver la decoración envelesarte con camareros metrosexuales… Los Hermanos Ordás bien merecen una visita. Seguro que entonces repetirás.
Tamara F.
Place rating: 5 Madrid
Este sitio me ha encantado. Mi chico y yo fuimos por la semana del cachopo en Madrid. El local no me ha asustado a simple vista porque en Asturias los mejores restaurantes suelen tener esa apariencia de bar normalito de barrio. Nos pedimos queso cabrales, el cachopo para dos, tarta de orujo de postre y unos chupitos. Él bebió sidra y yo agua. Nos salió todo por 30 euros(nos invitaron a los chupitos y al agua y el queso cabrales fueron 3 euros). Los dueños y el resto de personal son muy atentos. Uno de ellos es de Villablino y el otro es de Cangas del Narcea. Llevan 40 años en Madrid, pero… como a todos, siempre les tirará la tierrina. Han alargado la semana del cachopo una semana más. Lo que no sé si es sólo aquí o en todos los restaurantes que han participado.
Fer A.
Place rating: 4 Madrid
Recientemente subí a las Asturies a reconocer desde donde surgió la reconquista del infiel. En la investigación previa buscando restaurantes, sitios que ver y demás, llamo mi atención un plato por encima del resto. Ni las patatas al cabrales, ni el chorizo a la sidra, ni leches. El cachopo. Una especie de sandwich hecho con filetes de ternera rebozado y relleno de queso, ajetes tiernos, jamón serrano y algún que otro manjar. Cada casa lo hace a su manera. Subí pero no hubo manera de encontrarlo. La idea se fue macerando. Con Cesar G. como incitador y maestro de ceremonias se propuso ir a Hermanos Ordás a cenar una noche. Y yo que aunque no lo parezca, me encantan las comidas hiper caloricas, cosas del metabolismo, aunque dada la entidad del cachopo mejor para comer que para cenar, no dude. Así que tal día como hoy nos plantamos allí. Es un bar de perfil bajo que escapa a los radares. Ni tiene una decoración cuidada, ni está abarrotado de gente, ni siquiera se puede decir que te llame la atención aunque tropieces con él y entres a pedir una caña para refrescar el gaznate. La zona de bar es la típicamente castizo de barra de hojalata, exceso de luz y que nunca dirías que esconde en su interior el secreto de la cocina asturiana. Estoy convencido que muchos visitantes esporádicos y obligados del hospital de enfrente agradecen encontrarse con este oasis de comida casera y económica en la zona en la que se encuentra incrustado. Pasada la barra se encuentra un discreto y en terminología de «idealista.com» coqueto restaurante(vamos que pequeño). Unos 40 comensales en un salón con paredes recubiertas de madera, fotos y algún que otro vestigio de otra época, con sus manteles de cuadros rojos y blancos que te trasladan a la época cuentame del señor Alcantara. Suele ocurrir en restaurantes donde las raciones son abundantes que a primera lectura de la carta te parece que los precios son altos. Nada que ver. La carta es ajustada y sus precios son acordes a la calidad de sus platos y sobre todo a su cantidad. Pedimos de entrante dos tablas. Una de embutidos y otra de quesos. La de embutidos con una cecina de LEÓN(donde incluyo al Bierzo) deliciosa, aunque quizas más fina cortada hubiera estado mejor, chorizo tipico astur-leones con pimentón y un poco picante, y la de quesos con 6 variedades absolutamente demoledoras, tetilla, cabrales, etc. Pese a las increpaciones habituales sobre la hombría de los presentes y dada la mala experiencia previa con la digestión nocturna de la francesinha, mi espiritu se acobardó y sólo pedí un cachopo para compartir. La ración permite perfectamente ser degustada por uno solo y además, no se hace pesada luego el procesado. Pese a ello, quede perfectamente saciado ni frío ni calor. Tras el café llegó el detalle de la casa. Si hasta ese momento, y pese a que eramos los únicos comensales en todo el restaurante, su trato había sido tan distante como su comida excelente, a los postres nos obsequiaron con las botellas de licores de las que dimos cuenta en una sobremesa prolongada. Broche perfecto para una comida cuantiosa y sabrosa.
Óscar H.
Place rating: 3 Madrid
Este es uno de esos bares/restaurantes que no suelen captar mi atención, y … aunque mi abuela se ha pasado hospitalizada justo en frente varias semanas, ni siquiera recordaba tu existencia. El otro día quedé con unos amigos y estuvimos cenando allí el típico«cachopo», que me resultó un híbrido entre el flamenquín y el San Jacobo. Restaurante, tipo«de barrio» con cocina tradicional buena en cuanto a sabor y cantidad. Rollo mesón con manteles de cuadros. Tabla de quesos asturianos(eché en falta queso de Gamoneo), tabla de embutidos asturianos(cecina cojonuda) y cachopo(mejor para compartir que es enorme). De precio salió razonable, incluso admitían cheques de comida Sodexo. Dos detalles de signo diferente: tras el postre y/o cafés nos dejaron las botellas para que tomáramos un chupito(nos las ventilamos), los baños(un poco cochinos).
Francisco R.
Place rating: 3 Madrid
¡Madre mía cómo está el «cachopo» que sirven aquí! Sí, la entrada es cutre, el cartel está descolorido, en la barra de aluminio se amontonan infinitos objetos de no se sabe qué cuantos años llevan habitando ese espacio, poca o ninguna atención a la decoración y al buen gusto ornamental en ese primer espacio que sirve para el desayuno rápido, el pincho de mediodía y la cañas de mediatarde. Pero ¡ay! si descubres ese camino que pasa a través de un pequeño cuarto que parece la trastienda de un almacén… entonces entras en un comedor tradicional asturiano: paredes de madera y servilletas de tela con olor a suavizante, manteles de cuadritos rojos y fotografías de Asturias, servicio rápido, atento y profesional. Nos reunimos con la intención de probar esa bomba calórica de nombre«cachopo» que es básicamente un sandwich de jamón y queso en el que el pan se sustituye por sendos filetes empanados. Quizá provenga de las cuencas mineras –donde necesitan esa ingente cantidad de calorías para desarrollar su trabajo– o quizá no, da igual ¡me encantó! ¡y me comí uno enterito yo solo! Y eso después de los consabidos entrantes que fueron tablas de queso y embutidos. Un bar-restaurante antifashion, anti«cool» total y absoluto. Aquí no hay refinamiento que valga, aquí lo que hay es comida intesamente potente y rica a buen precio. Y sí, tu abuela podría estar detrás de los fogones. El cahopo estupendo, el sitio… regulero.
Lolo R.
Place rating: 4 Madrid
El día que conocí la existencia de un ¿alimento? ¿plato regional? ¿expresión de la cultura culinaria? denominado«cachopo» se me hizo la boca agua. Se trata de dos filetes de ternera que, a modo de sandwich, contienen dentro un relleno que consiste en queso, bacon y otros manjares. Una vez montado, se empana y se fríe, y ya está: ya tienes una bomba calórica de proporciones considerables capaz de dar al traste, durante treinta minutos de placer indescriptible, con todo el trabajo que has hecho para tu operación bikini. Pero claro, ¿a quién le importa la operación bikini(o cualquier otra) cuando tienes delante de tus narices semejante manjar llamándote por tu nombre? A nadie. Por si ya de por sí el plato supiese a poco, viene acompañado de patatas fritas. Y nosotros, que somos más chulos que un ocho, lo acompañamos todo de unas tablas de embutidos(que llevaban chorizo, jamón y una cecina que se te daban la vuelta los ojos) y otras de quesos(indescriptibles los quesos de ricos que estaban, y por un precio bastante bueno). Asegúrate, eso sí, de hacerte con algún digestivo para después de la comida: lo vas a necesitar, que el cachopo es duro de digerir. Así que no cabe duda: si quieres cachopo en Madrid, uno que esté rico y que no sea como un insulto a la cara a tus amigos asturianos, Hermanos Ordás ha de ser el lugar al que te dirijas. El lugar tiene algún que otro inconveniente, como por ejemplo que el servicio no es siempre todo lo simpático que desearías o que la decoración, pues bueno, es bastante«rústica». Pero incluso así el servicio es correcto y el cachopo se disfruta igual, que es lo importante.