La Mafia Se Sienta a La Mesa

Paredes repletas de cuadros con escenas de la película mafiosa por excelencia, «El Padrino», es lo primero que ves al entrar a este local de la franquicia establecida en muchos puntos del país. Lo segundo, que según donde te toque, el espacio por comensal es bastante reducido, teniendo casi que pedir permiso al de la mesa contigua para sentarte. Si además, el que quiere salir es el que se ha sentado junto a la pared, más te vale haber jugado al tetris para encajar las piezas necesarias en su sitio y salir sin molestar demasiado.
Dicho esto, pongamos un punto positivo. Amplia y variada carta de comida «italiana» y algún que otro plato más «normal», para quien sea tradicional y prefiera un filete. Sé que es bueno que haya mucha variedad de platos, pero la verdad es que a mi se me hace un mundo cuando son las 3 de la tarde, tengo un hambre que me muero, y tengo 1500 opciones (dicho al azar) para elegir, sobre todo si sobre el papel todo sabe tan bueno.
Pasemos a comentar los platos pedidos.
Tagliolini Tartufata — Pasta fina fresca con excelente sabor a trufa, quizás un poquito pasado de pimienta, no por picante sino por sabor. Lo peor, que es un plato para comer en dos minutos, ya que se enfría rápido y la salsa que lleva lo convierte en una masa pegajosa.
Rigatone con longaniza al Pedro Ximenez — Macarrón grande tipo tubería con trozos de longaniza y una salsa a base de, creo por lo menos, carne picada y Pedro Ximenez. Muy rico el contraste de sabores.
Risotto de boletus y foie — Fantástico!!! El mejor de los tres platos que pedimos.
Pannacotta — Pues como todas las pannacottas, a mi parecer, un postre insulso. Así que no soy objetivo.
Resurrección por chocolate — Más bien la muerte, de lo buenísimo que estaba. Yo soy de postres potentes, así que la mezcla de diferentes chocolates con diferentes texturas, como éste, me chiflan.
Para beber, pedimos un tinto italiano para probar, «Clericuccio», que me pareció un poco suave. Estaba rico pero le faltaba un poco de fuerza.
Al final, con cafés y pan, un poco más de 20 € por persona.
Un detalle que no me gustó nada de nada. Tienen varias mesas en la calle para comer también. Habían cerrado cocina ya, pero quedaba algún cliente en el interior. Pregunté si podíamos salir a tomar el café fuera, con todas las mesas vacías, y me respondieron que no, que las mesas eran para comer…
En el baño de chicos la luz está fuera y va con temporizador. No tiene sensor de encendido, o no funciona, así que si no te das prisa… podrás practicar tu puntería.
En el baño de chicas, según me dijeron, tienes que venir de casa con los ejercicios de pesas hechos, o, parece ser, que a lo mejor no podrás lavarte las manos.
Aun así, mi risotto y mis chocolates hicieron que saliera de allí bastante satisfecho.