Parecía que iba a ser una alternativa magnífica al Dindurra porque tiene un aspecto moderno y limpio compuesto de cristal y plástico negro, y todo lo que esté decorado así me parece bien, pero resultó que no, que no fue la elección adecuada. Entré en él porque ponía que tenían leche de soja pero resulta que no, que se les había acabado, así que pedí un café con leche de no-soja y un pincho de tortilla de patata, y recibí un café con leche de no-soja y un mini-pincho de tortilla de patata prefabricada y completamente fría, así que muy bien no me pareció. Para colmo, parece ser una especie de refugio/Speaker’s Corner para lo más granado y hermoso de la fauna jijonenca, porque mi desayuno fue amenizado por un señor que, sin consumir, ocupó una mesa y se puso a despotricar contra la clase política y todo el resto de la sociedad, y luego entró una paloma en el local y se puso a picarle los pies, a lo que nadie dijo nada a pesar de la evidente molestia y el probable envenamiento de la paloma; y es que a mí Lynch me mola, pero solo cuando sale al otro lado de la pantalla.