Un bar restaurante moderno en la calle Rausell. Mis primeras experiencias en el mismo no fueron nada satisfactorias, así como las de muchas personas que conozco y compartían mi opinión. Mucho glamour y mesas blancas pero un precio altísimo por unos pedacitos de carne en un plato enorme. Hoy parece que la cosa ha cambiado y ya han aprendido, al menos a hacer las raciones más generosas y sabrosas. He ido un par de veces a comer menú por unos 9 €. Los primeros te los ponen ellos, casi siempre una ensalada y algo de picar como berenjena rellena muy rica. Los segundos son exquisitos, cordón bleu, arroz a banda, atún a la plancha, todos preparados con gusto y cariño. El servicio ha pasado de ser extremadamente lento y malhumorado a un agradable y eficiente servicio. Hemos de tener en cuenta que casi siempre hay dos personas trabajando: una en la cocina y una sirviendo, por ello le doy más mérito. Los postres también están riquísimos, yo he probado la mouse de queso y está bien buena. El restaurante además cuenta con la ventaja de estar en una calle peatonal al lado de la plaza del Prado, lo que siempre es un punto a favor para ellos.