La primera vez que fui me pareció espectacular por su cocina, unas tapas japonesas deliciosas y muy bien elaboradas. Pero poco a poco han conseguido que cambie mi percepción del sitio… es el peor servicio que he visto en Almería. Aunque el local esté prácticamente vacío tardan muchísimo en atender a los clientes, se olvidan de lo que has pedido y no siempre son amables. La última vez me fui tras quince minutos intentando que el camarero nos atendiese, a pesar de estar sentados en la barra. Aparte de esto, el precio me pareció elevado para lo que solemos estar acostumbrados en Almería, hasta para un restaurante japonés; y hay que tener en cuenta que si decides sentarte en una mesa el precio se incrementa en un 10%, lo que se nota mucho en la cuenta final. En resumen, lo recomiendo mucho por la comida, especialmente el gunkan de pez mantequilla o de atún; pero para comer allí tienes que ir con tiempo de sobra y una dosis extra de paciencia.