Rock City

Al Rock City solo voy cuando viene algun grupo que me gusta, la sala no está mal y tiene una terraza que para fumadores o verano esta muy bien.
La cerveza que tienen no me gusta y lo peor es que la sirven en vaso de plástico y eso me gusta menos.
por lo demás bien.

Nunca ha habido color entre las salas de conciertos urbanas y las del extrarradio de Valencia. Está claro que no tienes las mismas posibilidades en un local con limitación de espacio, horario, ruidos, etc. que teniendo una nave industrial a tu disposición. Pero es que éste además está muy muy muy bien. El hecho de estar tan alejado de la civilización es precisamente lo mejor y lo peor, para mí. Lo mejor por el hecho de que te puedes tirar hasta la hora que quieras sin precupación de estar tocando las narices a nadie con tu jaleo; lo peor, evidentemente, porque no tengo coche.
Aun así, he estado allí en dos o tres ocasiones y me ha parecido una de las mejores salas que se pueden encontrar en Valencia y contorná actualmente. La decoración está cuidada hasta el detalle: reliquias rockeras nacionales e internacionales –por supuesto, firmadas– dispuestas por sus paredes, estampitas tamaño real de grandes músicos, ¡tiradores de puerta que son guitarras a tamaño natural! Hasta el baño está decorado –lo encontrarás a mano derecha, bajo las siglas WC, con la tipografía y el rayo incluido de AC /​DC.
La programación es interesante –con concesiones a grandiosas importaciones puntuales, como los suecos Hardcore Superstar– y sin embargo los precios nunca se inflan hasta lo exagerado. Como es obvio, todo tira hacia el rock, más o menos borrico, así que por sus tablas han pasado desde lo más death metal hasta algún telonero con más ramalazo popi. Así lleva unos dos años y medio dándole una vuelta de tuerca al panorama conciertero valenciano. El día en que todos creímos morir fue cuando su web anunció el directo de Coti, pero el Dios del Rock quiso que finalmente aquella cita se cancelara.
No he llegado a disfrutar de una de sus brillantes mejoras, que es la apertura de una zona de terraza, cosa que jamás había visto en una sala de conciertos. ¡Bien por ellos! Lo verdaderamente interesante de esto es que el precio de las bebidas es uno de los más tolerables que he visto, por 3 euritos te bebes medio litro de birra, y de esta forma no todo queda en los lateros que animan la cena pre-​espectáculo en la puerta –que también los hay.
Si entramos en temas más técnicos, no puedo olvidar destacar que se trata de una sala en la que ¡por fin! la forma del espacio y, en consecuencia, su acústica no son una santa bazofia, dato imperante en las salas valencianas.

Local magnífico de estilo rock, grande y con terraza. Decoración envidiable, sin recargar ni ausente. Perfecto para tomar unas cervezas con los colegas