Siguiente parada de la ruta de la tapa fue Don Ulpiano, no sé muy bien que pasa con este lugar… llegamos y tenían dos mesas de unas 6 – 8 personas cada una para comer, el sitio es pequeño y no entiendo el colapso que sufrió el restaurante al completo en cuestión de minutos. Dos camareros, uno en barra y otro en mesas, máximo de mesas del local las dos que os comentaba y un par de mesas más para dos personas que no estaban ocupadas, nosotros llegamos y nos sentamos en las de la entrada, mesas altas con taburetes porque no íbamos a comer, sólo degustar la tapa y tomar unas cervezas y unos vinos. Le pregunto al camarero de la barra si hay algún problema por el horario y me dice que ninguno… perfecto, me dispongo a pedir las bebidas y la tapa que en este caso era un solomillo de cerdo garrapiñado con jamón ibérico y queso manchego con reducción de vino. ¿Buena pinta eh? pues se quedó ahí, en la buena pinta que tenía en la foto de la guía porque verlo no lo vimos y catarlo menos aún después de estar esperándolo tres cuartos de hora. Tras preguntarle al camarero dos veces sobre nuestra tapa y pasados los 5 min que al final fueron 10 de la última reclamación, pagamos nuestras consumiciones y nos fuimos igual que llegamos. Eso sí, nos llevamos con nosotros un maravilloso olorcito a fritanga en la ropa del humo que salía de la cocina… probablemente el extractor de humos no funcionara del todo bien… como el resto del restaurante.