Tango mío

Vine aquí a un taller de tango que fue un sábado como dos horas. Obviamente no salir de aquí siendo una profesional pero sí con una buena idea de lo básico del tango. Me quedaron muchas ganas de regresar, los maestros son súper buena onda y se transmite la buena vibra. No es necesario llevar pareja y me sorprendió que había un número similar de hombres que de mujeres.
El lugar es un tanto pequeño y escondido. Está por la parte de atrás del edificio en un segundo piso.
Otra cosa que me encantó y es que todos son unos apasionados del tango. Tratan de promover en lo posible la cultura. Así que seguido organizan milongas, que son fiestas en donde tocan tango, la intención es practicar los pasos aprendidos, pero también el simple hecho de disfrutar del placer de baila y compartir esa pasión con otros igual de apasionados.