Después de durar semanas, inclusive meses de buscar el parabrisas de mi carro, a un precio accesible y razonable, recordé que en uno de mis equipos de fútbol jugaba un compañero que tenía un negocio de auto vidrios, Ramiro. El día del juego no dudé en preguntarle que en cuánto me dejaba el vidrio y la verdad es que me ofreció un súper precio a comparación de los demás, aunque en ese momento sólo quedó en palabras. Unas semanas después me decidí a marcarle y ver qué onda con el parabrisas. Pues al día siguiente llegué a su negocio y en menos de una hora se hizo el cambio de parabrisas, sin ni un percance o problema, y todo al precio que me había dicho desde un principio. Después de un tiempo mi papá también necesitó un parabrisas para su carro y le marqué a Ramiro, y al igual que la primera vez, me dio un precio bastante bueno, aunque mi padre se me adelantó y compro por otro lado, pero eso sí, más caro.