Café Brújula

En cuanto me enteré de la existencia de esta sucursal de Café Brújula quise conocerla. En realidad nunca había ido a una (¡!), cuando he pasado por las del centro generalmente han estado muy concurridas y no me han dado muchas ganas de entrar. Supuse que ésta estaría más tranquila y le propuse a una amiga que fuéramos.
El cafecito me gustó desde lejos, las luces que iluminan su entrada hacen que resalte de entre las casas. Entramos y me gustó aún más, tiene un piso colorido, algunos cuadros que hacen referencia a la marca y algunos instrumentos musicales y textiles (de la colección de Lila Downs, según me contaron) que crean un ambiente agradable, además había poca gente y eso terminó de convencerme.
En cuanto entramos el chico que atiende nos preguntó que qué íbamos a beber (hay que pedir, pagar y luego te llevan las bebidas a tu mesa). Como habíamos caminado por la Panorámica teníamos mucha sed, así es que pedimos unos smoothies, los cuales preparan con yogurt y fruta natural, además me gustó el hecho de que te pregunten si lo quieres con o sin azúcar. Yo elegí uno de mango sin azúcar y me encantó.
Me pareció muy amable que el joven que nos atendió nos haya informado antes de elegir nuestras bebidas sobre la tarjetita de los sellos (te dan un sello por bebida comprada, al juntar 10 te dan una gratis), de la cual ya había leído y que, como a todos, me parece una idea genial.
Un plus de este lugar es que incluye al Espacio Cultural El Venadito, por lo que aquí se realizan proyecciones y exposiciones, así como lecturas de poesía en un pequeño escenario, entre otras actividades.

Algo escondido dada su ubicación, pero es bastante agradable este café, que aunque comparte la carta y el nombre con los otros ‘brújula’, este parece tener además un extra, pues ya desde la entrada se puede leer que es un espacio cultural.
Una vez dentro, encontramos la barra, las mesas y sillas y al fondo, un pequeño escenario, además a un costado de las primeras mesas, en un rincón adémas de ls gacetas de siempre, hay unos pocos libros para accompañar tu café con algo de buena lectura.
Como está un poco escondido, al no estar sobre una vialidad concurrida, no habia gente, desconozco si siempre está así, pero si buscar un lugar agradable y sobre todo tranquilo, este es

Bueno, este es un cafecito tradicional en la zona centro de Oaxaca, seguramente para quienes viven aquí ya es un clásico cuando andas por la zona de la iglesia de Santo Domingo, pero para quienes vienen de visita es imprescindible pasar a probar un café, ya sea frappé o calientito, todo delicioso, de verdad.
El servicio en esta sucursal me gusta porque además de que te recomiendan las bebidas que puedes probar, te ofrecen algo para acompañar, pero lo más importante es que los meseros tienen esa peculiaridad de pocos: carisma. Que además te recomiendan lugares para ir a visitar y probar nuevas cosas, un servicio de 10.
Los precios son accesibles, en promedio como en cualquier otra cafetería pero aquí la vas a pasar muy bien por el ambiente que les decía y por la gran decoración, que desde el logo te llama mucho la atención, además es un buen lugar para ir a descansar después de ir a visitar el centro de Oaxaca.