Tepoznieves

Para nieves, Tepoznieves :) De verdad que no hay otro lugar. He probado helados, gelatos, sorbetes, mantecados y demás en la ciudad y sieeeeempre regreso a Teposnieves por la calidad y variedad de sus productos. En Coyoacán está padriuris porque puedes comprar tu vasito a irte a ver gente como buena plaza dominguera.
El servicio es rápido e higiénico, te das pruebitas para que decidas por tu combinación favorita y en la parte de arriba hay mesas chiquititas por si no te quieres asolear. La ubicación del establecimiento es estratégica pues justo está en la esquina y en lo que te animas a cruzar la calle, igual se te cruza una nieve y ya valiste ~ yom!

El cremoso deleite que otorga a nuestro paladar estas exquisitas nieves es sólo comparables a mi experiencia con unas angelicales nieves que probé hace ya algún tiempo en jalisco, pero, sin poder acordarme del nombre y ubicación de aquellas me conforta y me llena de alegría el sí poder hacerlo sobre estas, que a mi parecer, al menos que la memoria gustativa me falle, no le piden nada a aquellas otras musas quimeras de olvidado encuentro y etéreo destino.
Tepoznieves me trajo a mí el consuelo de aquel olvidado elixir, eso quizá hizo que me enamorase más de ellas, pues esas nieves son, te lo digo, angelicales para el paladar.
Te recomiendo la de frutas tropicales, la combinación que logran entre lo cremoso y lo fresco es simplemente enervante, y en el buen sentido de la palabra, te llena de una especie de excitación, que recorre tu cuerpo.
Serias un loco si en un día caluroso dejas pasar este manjar.
Recomendación: deja de leerme y compra una! ya¡

Lo interesante de las Tepoznieves es la variedad de sabores que uno puede encontrar. A mi parecer, sólo es superada esta variedad por la feria de la nieve que se da en abril en Xochimilco.
La variedad de sabores es impresionante. Por citar unas cuantas, están las tradicionales como la de arándano, arroz, cacahuate, café con leche, cajeta, cappuccino, cereza, ciruela pasa; las del huerto, como la nieve de aguacate, apio, betabel, lechuga; las nieves de dioses, como la de Arrullo de Luna, Beso de Ángel, Beso de Cenicienta, Beso del Tepozteco, Canto de Sirenas, Encanto de la Montaña, Gardenias, Maona, Nardos; las envinadas como las de Amaretto, Coco Ginebra, Fresa Envinada, Higo con Mezcal, Mimosa, Piña Colada; las agua nieves, como la de anís, chabacano, chico zapote, ciruela roja, coco, fresa, guanábana, guayaba, y un largo etcétera.

Cada que voy a Tepoz es una parada en sus famosísimas nieves, sin embargo no puedo ir tantas veces como quisiera, lo bueno es que existen sucursales aquí en el DF y la que mejor me queda es la de Coyoacan.
El establecimiento es pequeño y siempre está a full, la ventaja es que entras compras y te sales al jardín a saborear tu helado. MI sabor favorito es «beso de cenicienta», nata, mermelada de fresa y queso, si no eres fan de los sabores complicados debes darte la oportunidad de comer uno de estos, no te digo que este pero si otro sabor.
Si eres un tanto más tradicional los helados de agua de sabores frutales también son delis, si quieres puedes armar una chamoyada, que en tiempos de calor es lo más.

Yo no sé qué tiene Coyoacán que siempre que voy me dejo ir como gorda en tobogán y acabo comiendo de todo.
Un puesto de dulces: me paro. Esquites: Déme dos. Gorditas: Pues para el camino. Espiropapas: Es que ya en ningún lado las encuentras. Y así, hasta que tengo que llegar a mi casa rodando.
Mi excusa con las Tepoznieves es variable: que hace calor o que hace frío. Sí, así de incongruente soy. Cuando hace calor pido una nieve «fresca» (como si no fuera ya lo suficientemente fresca por ser helado): guanábana, mamey, limón y mango son mis favoritas.
Cuando hace frío le cambio y pido algo «chocolatoso»: fresa, chocolate, nuez, lo que sea que lleve leche.
Me encanta que aquí te atienden muy bien, son bien amables y no juzgan cuando has pedido milunmil pruebas y no te decides.

Si eres de los que les gusta dar el rol por Coyoacán y aún no se han dado una vuelta por las Tepoznieves, honestamente no sé qué haces ahí. Cada que ando por esos lares no puedo evitar comerme un helado, una paleta o una nieve de este lugar. Las nieves y los helados son artesanales, todo está hecho con productos naturales que les da ese toque único que los diferencia de todos los demás. El de beso de ángel, fresa, chocolate, limón, pétalos de rosa y todos esos sabores son los que no te debes perder cada que visites Coyoacán.
El lugar es algo pequeño o bueno, lo suficiente grande como para que puedas acercarte, comprar tu nieve e irte a seguir dando el rol por Coyo. La fachada tiene ese toque que lo diferente a los demás lugares.
Los costos son demasiado accesibles y la atención de la persona que atiende el lugar es única, te da esa libertad de estar cambiando y cambiando sabores hasta que por fin te decides por el sabor (Por lo menos en otras peleterías me han presionado para elegir el sabor).

Como ya lo dije, Tepoztlán, Morelos, es uno de los pueblos mágicos que más me gusta visitar y siempre que voy, trato de pasar a las famosísimas Tepoznieves. Esas nieves y helados son artesanales y hechos con ingredientes naturales y simplemente son una exquisitez.
Una de las sucursales capitalinas que he visitado es la de Coyoacán, que está en Francisco Sosa 1, muy cerca del Jardín Centenario. La fachada es colonial, respetando el concepto de la original y con la misma variedad de sabores de heladas.
Las que más me gustan son las tradicionales Beso de Ángel, Pétalos de Rosa, además de las de nuez y fresa. Sin embargo, hay una que recomiendo muchísimo a todos: la de pistache. Está hecha con leche, pistaches y un toque de miel.
El servicio es excelente, según lo que sé es que abren de 10 de la mañana a 9 de la noche y es un negocio familiar de cuatro generaciones. Precisamente por el excelente sabor y los ingredientes es por lo que han durado tantos años.