Cuando de fiestas familiares se trata, busco lugares con carne fresca. A uno de mis tíos le gusta la tripa, cosa que no tenemos en común, y cuando voy a la Carnicería de mi casa me las quieren vender como si fueran Oro, así que un día encontré en mi camino a la parranda chelera de Clavería –sin sentidos dobles chuscos– está carnicería, años ha estado ahí y nunca la necesité, hasta el año pasado, cansada a ir a diferentes expendios de mayoreo que me hacían más en gastar en pasajes por ir a Tlalnepantla Centro, a los centros comerciales y al mercado de Azcapozalco que es barato, pero este expendio tiene mejor higiene. Así que gasto poco menos en transporte y en tiempo. En un sólo lugar encuentro lo pertinente para esa fiestas que se están volviendo casi tradición en mi casa. Vivo en el Edo. de México y me gusta viajar para este tipo de consumo. Es eventual mi necesidad, pero me lleva a las orillas de mi colindancia con esta Delegación.