El lugar está muy cerca de Arcos de Belén, entre Balderas y Salto del Agua. Es un sitio pequeño con apenas seis mesas, las suficientes como para hacerlo un lugar íntimo y agradable. Justo a la entrada tienen la tostadora de café funcionando; desprende un aroma agradable. Es una zona fuera del radio turístico del Centro Histórico así que no hay muchos transeuntes por el lugar. Grandios parece ser una cafetería para aquellos que conocen el rumbo. Llegué ahí hurgando en internet. No soy muy aficionado al café. Mi padre a pesar de ser chiapaneco(Chiapas es de los estados con la mejor calidad de café de altura) siempre ha preferido variedades solubles y descafeinadas así que mejor preferí hacerme fan de la leche para desayunar, sola, con polvo de chocolate, en licuado, en chocolate… De esa forma el café se borró para siempre de mi vida. Hasta ahora… Por alguna razón tuve un antojo de café muy intenso durante toda esta semana que no se vio satisfecho sino hasta llegar a Grandios. Le expliqué a Jessy, nuestra mesera, quien siempre fue amable y atenta, la ausencia de conocimientos y mi nula relación con el café. Luego de platicarme un rato algunas características de cada opción del menú me recomendó un doble cortado para empezar. Pedi además galletas de avena para acompañar al café y esperé en compañía de un amigo regio que visitaba la ciudad. Mientras platicábamos la tostadora funcionaba y giraba, personas se iban y otras regresaban. Después de un rato llegó mi café. Siempre había visto esas fotos de cafés con elaborados diseños en la superficie– muy famosas en instagram– pero nunca me había tocado ver una en vivo. Wow! que padre, pensé y no dudé en hacer toda una sesión de fotos con mi sencilla taza de café. Mi agrado fue aún mayor al tomar el primer sorbo de mi café. Delicioso. Sabía que había elegido un muy buen lugar para iniciar mi relación con el café al probar aquel líquido de sabor intenso y color oscuro. Obvio no lo endulce, pequeñas mordidas a las galletas de avena fueron suficientes para equilibrar el sabor sin perder las sutilezas de mi bebida. Si bien la decoración podría mejorar no es lo importante del lugar. Me imagino unos dibujos en vinil con plantas de café pegados a los vidrios que yo podría hacer o decorar con más cosas tradicionales las paredes(sólo había unos jarritos) Como sea, mi experiencia fue padre. También hay cosas para comer, varias que ya me tocará probar en otra ocación. El servicio, el sabor de mi café, lo raro de la ubicación del lugar y su tamaño reducido me gustaron. Más adelante en esa calle me di cuenta de nuevos establecimientos abiertos, mezcalerías, tacos, lugares para bailar. Iniciar un recorrido en Grandios por esa parte poco conocida del Centro es una muy buena idea. Padre lugar.