Pan gourmet, le llamaría yo. Desconozco si exista el término y si aplica para los biscochos que ahí se hornean, pero definitivamente tanto mi paladar como mi bolsillo lo catalogan así. Eso no significa que(muy) de vez en cuando no me dé el lujo de ir por una pequeña charola de donas surtidas, o al menos un par de riquísimos garibaldis. Es un hecho que en El Globo saben endulzarnos la pupila porque si sólo ibas por un par de baguetes no puedes evitar voltear a ver el resto de los bollos. Basta cruzar la puerta para que el aroma te atrape y termines colocando al menos un bocadillo extra en la charola. Al fin que sí cabe. Además del dulce, preparan pasteles, galletas, gelatinas y obviamente pan salado. También me fascinan las empanadas de atún y la baguette con ajonjolí. Cuando es temporada, hornean pan de muerto y rosca de reyes muy buenos, pero ahí sí prefiero ni asomarme porque son algo caros. Supongo que también se debe a la demanda porque, efectivamente, se venden como pan caliente(¡!).