En un reducido espacio encuentras arte, excelente atención y un rincón tranquilo para dar un respiro en el caos citadino. Son menos de 50 metros forrados de madera oscura, rodeado de pinturas y bellas fotografías que pueden evocar momentos históricos del Mundial de 1968 o una playa perdida de las costas oaxaqueñas. Además de encontrar silencio y calidez, el café es delicioso. ¡Si quieres sentirte en un rinconcito europeo solo tienes que acercarte a la ventana pequeña que hay y observar la tranquila calle donde se ubica! Ideal sitio para hacer una carta de amor o ¡romancear con tu peor es nada!