Lo que solía ser Casa Magnolia, que fue famosa por sus chilaquiles y su efímera ludoteca, renace como el Café Toscano. Aprovecharon bien el espacio para montar un lugar íntimo y acogedor, con las características antigüedades que nunca faltan para decorar sus sucursales. El café Illy que sirven siempre es garantía de calidad, y además ofrecen la gran variedad de tés de Thèodore, cuya tienda está a un lado. No solo están muy buenos, también los sirven muy bonitos. En mi última visita pedí los chilaquiles divorciados y bien. El pan dulce también es bueno. La atención es extraordinaria.