Café El Jarocho

La variedad de sopes es impresionante.
Siempre hay mucha gente pero fluyen muy bien en la preparación y entrega.
Las salsas es lo que hace la diferencia.
El lugar es sucio y ya muy viejo.

Quién se puede negar a un rico cafecito, en este lugar a pesar de pequeño no le pide nada a las demás sucursales con excelente atención y un servicio rápido y lo mejor, si café! !!

This is always high on my what to do, see, and eat list. When I go I always have a cup of Java and buy about five pounds of coffee to take back to the United States. The coffee is made to order, you can get any grind and they will pack it anyway you want. There are no tables just grab a cup of coffee and a bench and enjoy the people watching show along with a good cup of coffee.

Soy especialmente afecto a este cafecito, ya que además de ser muy barato, la rapidez con la que te sirven y te atienden es muy buena. No soy tan cafetero como para conocer marcas, clases, sabores y colores, pero siendo fan del capuccino, aquí me complacieron muy bien recomendandome algún pan que quedara bien con mi elección de café.
Es fácil dar con el lugar aunque no sea muy grande, solamente basta pararse sobre miramontes enfrente del Wal-​Mart o las tiendas del ISSTE y listo, encontraron El Jarocho.
A veces llega a llenarse de gente. Más por las noches, pero aunque esto pareciera un inconveniente, no lo es, ya que como dije al principio, la rapidez con la que sirven y te atienden es demasiado rápida y satisfactoria.

Con ese aspecto tan sencillo, distintivo de este café, que lo ha hecho crecer tanto; qué rico es entrar a esta sucursal en particular, inundado el local por el puro olor a café, pasar por un lado de su desgastado molino, y pedir a uno de esos chavos que siempre son morenos como jarochos, un café latte, o un capuchino, y una dona de nuez o moca; y acto seguido escuchar su inconfundible grito: «¡un capuchino!», y su inmediata pregunta: «¡¿Quién sigue?!».
Ahora entiendo que para eso es la fila de quince minutos; para que uno esté bien convencido de lo que va a pedir al llegar a la barra, porque una cosa es segura: el empleado no se anda por las ramas.
Qué rico es, después de este preámbulo, irse a sentar a la banca exterior, o en su defecto intentar mientras se es joven acomodarse en la entrada del negocio de al lado; o mejor aún, sentarse en las escaleras a platicar y soplarle al café antes del primer sorbo.

La ubicación perfecta para quienes viven cerca o van de paso se den el antojo de un café o chocolate del Jarocho sin la necesidad de ir hasta el centro de Coyoacán.
Es una sucursal muy pequeña, cuyo interior parecen más los separos de algún Ministerio Público que una cafetería, por eso quizá la mayoría de la gente prefiere llevárselo o sentarse en las escaleras y banquetas de afuera.
Recomiendo comprar un chocolate caliente acompañado de una dona de moca, y si no hay (porque es popular), una de nuez.

Una de las bebidas más deliciosas en este mundo es el café, y en México es uno de los mayores productores de café en el mundo y en América Latina. Aunque Colombia y Costa Rica son de los países con mejor fama en cuestión de café, México no se queda atrás, sobre todo con las cosechas de Veracruz y Chiapas.
Uno de los mejores lugares para tomar y comprar café es El Jarocho, negocio 100% mexicano con más de 50 años de experiencia que ofrece café de Veracruz. Y es que esta cadena no le pide nada a negocios como Starbucks, ya que todos sus productos son delicioso, de calidad, mexicanos y baratos.
En su menú puedes encontrar café americano, chocolate, moka, leche de soya, té de limón, té verde, té de durazno, panqué de zanahoria, pay de queso, tortas, sándwiches, etc. Una gran variedad de bebidas y postres para acompañar. A veces el servicio es un poco lento, dependiendo la gente que tengan, pero vale la pena la espera.

El clásico café El Jarocho pero en Miramontes en donde encontrarás el menú clásico del de Coyoacán. Puedes comprar tu delicioso chocolate calientito o en temporadas con bombones, o más bien cuando se les ocurre porque sí es muy difícil encontrarlo; el capuchino tradicional, el mokachino o los frappés, claro, todo acompañado de una deliciosa dona o un trozo de pay de queso o panqué, variedad sí hay.
Aquí cuentan con un pequeño problema que es el estacionamiento, caben alrededor de 6 coches y apretados, uno detrás de otro y la cuestión es que tienes que buscar o que el franelero busque al dueño del auto que está detrás del tuyo, provocando que tengas que esperar un buen tiempo para moverlo, además de tener un poco de complicaciones para salir por estar en Miramontes.
La atención es como en todos los Jarochos, rápida pero no con la mejor cara, te atienden como queriendo que ya te vayas rápido del mostrador, pero eso sí, aquí compro el café molido porque es muy rico.