En una época de mi vida trabajé en la colonia Polanco, como bien sabes, una verdadera pesadilla si no tienes auto, ni dinero. La hora de la comida era complicada porque no encontraba un lugar con buenos precios y que saciara mis antojos. Pero pronto resolví el problema, cuando me encontré con este lugar caminando sobre Ejército Nacional. Recuerdo mucho esas tardes porque vi el Mundial de Sudáfrica en ese restaurante, mientras pedíà la comida corrida. Los platillos siempre tienen un toque sano y aún cuando pidas una pechuga empanizada, la verdad es que ni tiene grasa. El agua de sabor es espléndida, además de sabrosa, con ingredientes de primera calidad y siempre con alguna excentricidad. Ahí supe que el agua de pepino con sal y chile puede ser un deleite. Pero lo que es garantía son las baguettes y las ensaladas. Un lugar económico, decorado para los oficinistas del rumbo, donde puedes comer abundante y saludablemente, para continuar con la jornada laboral.