Sin exagerar este es un lugar único, uno se siente como si estuviera descubriendo o siendo parte de un hallazgo arqueológico, y es que es un lugar de verdad muy especial. No es una reserva cerrada, sino pareciera un parque gigante abierto, pero en el se albergan muchas especies de animales pequeños que se han visto desplazados por el crecimiento de la ciudad, especialmente aves de todos colores(avifauna). Sin embargo lo más padre de este lugar es su aportación histórica pues aquí se encuentran restos, aun sin restaurar de lo que fue uno de los principales asentamientos en la periferia de Thó(el nombre prehispánico que se le dio a la ciudad maya que geográficamente hoy es Mérida), cuando uno camina aún encuentra pedazos de cerámica o de herramientas que utilizaron los antiguos pobladores del pre clásico. Además de las ruinas el parque cuenta con cenotes, sin embargo estos aún no están turísticamente restaurados, así que no es tan buena idea pensar en bañarse aquí. El lugar ni rejas tiene así que está abierto todo el tiempo, pero tampoco tiene luces por lo que te recomiendo ir de día, preferentemente en la mañana.