Lonchería y Dulcería Juanita

La frase dulces típicos se ha vuelto más popular y menos autentica ya que en muchas partes del país puedes encontrar los mismos dulces, como las famosas cocadas que incluso pueden ser traídas de otro estado y vendértelas como productos locales. Pero en el caso de Yucatán, agradezco que aún conserven esa parte de la gastronomía que tanta fama le ha dado a la región.
Este establecimiento ofrece los mismos dulces que venden en conocida sorbetería frente a la plaza grande, pero a precios super bajos y con excelente sabor. A mí los que más me gustan son los que llevan por capas pan, crema pastelera, y hasta arriba una capa glaseada con un pedacito de membrillo y otros que es un pan con crema de coco y canela arriba ¡de lo mejor! Pero también hay las famosísimas cremitas de coco de color rosa y blanco, su versión de cocadas con trozos de coco no rallado, de pepita, empanadas de camote y más.
Dulces que nadie debe dejar de probar.

Este lugar es un combo, es un 2×1, dos negocios en uno, cada uno independiente, pero al mismo tiempo son uno mismo ¿Cómo? Fácil, manejan horarios diferentes, pero pertenecen al mismo local, es una combinación perfecta.
Primero está la dulcería que abre desde las 7:30 de la mañana para vender dulces típicos como cremitas de coco, merengues, empanadas de camote o dulces de pepita y coco (famosísimos en el día de muertos) por menos de $ 10.00. Se ha hecho de una asidua clientela que cada vez aumenta, ya sea por curiosidad o por antojo, si compras cualquiera de sus dulces querrás repetir. Permanece abierta durante todo el día hasta las 8 de la noche. Son un perfecto postre, en especial si te encuentras comiendo en el horario de la lonchería.
La lonchería abre a las 9 de la mañana. Ofrece tortas de jamón y queso, asado, hamburguesas, salbutes y panuchos, sándwiches de paté, perros calientes y refrescos, no venden guisos muy elaborados, es más para comer antojitos a un bajo precio. Cierra a las 5 de la tarde.
Si andas cerca de allí o quieres visitarlos, te recomiendo que vayas temprano, gracias a su popularidad la comida suele acabarse rápidamente, pero los dulces, no sé cómo le hacen, pero siempre hay disponibles hasta muy tarde.

Esta es una reseña para aquellos amantes de la comida vintage, de los dulces artesanales con azúcar refinada y mucha tradición, con sabor a casa de la abuela y de «algún tiempo pasado fue mejor».
Este pequeño local –ubicado dentro de otro local– es una ternura que el tiempo no ha visitado. En su sencillez se respira inevitablemente un tiempo pasado y quizá, tan sólo por la experiencia de sentir eso, valga la pena hacer la fila, comprar un dulce y retirarse a seguir en el siglo actual.
Ah, porque eso sí, su clientela tiene y yo tuve que esperar un buen ratito en lo que las abuelas y demás señoras se tomaban el tiempo –sin prisa– para elegir su pan. Había de donde elegir, unos cuadritos hojaldrados con crema pastelera en abundancia y estaban las tradicionales cremitas de coco en rosa y blanco, así como panecitos caseros un poco más sencillos, como para echar un chocolate caliente en la cena familiar.
Si quieres detener el tiempo unos cinco minutos y observar el contraste de esta ciudad, asómate a esta dulcería que está frente al Gran Chapur de la 58.