El Curi

La comida árabe llegó para quedarse en el gusto y las cocinas yucatecas, y qué bueno, porque no concibo mi vida sin los kiberos de la esquina, los niños envueltos que prepara mi mamá, y otras delicias turcas o libanesas.
Entonces es inevitable que de repente se te antoje un falafel en lugar de una torta de cochinita, y digas «uuuuay, a ver dónde busco esa onda, ma si no». Pues el Curi es una opción perfecta para cenar con el sazón árabe: sus tacos de mini se sirven muy bien y los aderezos que le ponen están para repetir la orden. La primera vez que fui con una amiga, me comí tres de los deliciosos tacos y cuando llegó la cuenta terminé de saborear la cena. Bueno, bonito y barato, este lugarcito sobre Paseo Montejo es ideal para cenar en un fin de semana, mientras te sale plan.

He comido en muy pocos lugares donde se dice vender tacos árabes y me volví muy fan de un puesto de ellos en la ciudad de dónde vengo, sin embargo para cuando llegué a Mérida no esperaba encontrarme con un puesto de tacos árabes y fue que estando a oscuras en una tarde de Mérida, logré ver una señal que decía que a pocos metros se había tacos árabes.
Caminé poco y efectivamente, encontré un pequeño local con un par de mesas y un menú con comida exótica. Tras pedir el menú no tardé en elegir un taco especial pero con queso, no me imaginé la diferencia total de mis expectativas y aunque no se me sirvió en un principio con el queso que había solicitado, me lo repusieron rápidamente, estuvo bien la comida, además pedí un agua para acompañar el taco, no es algo del otro mundo, pero es un buen lugar para conocer y comer algo ligeramente diferente.

Un letrero que decía «Taco árabes a tantos metros» y el antojo que mi fructífera imaginación había creado, me guiaron hasta El Curi, para mi desgracia estaba cerrado, así que tomé nota del horario: «de 5 pm a 12 pm». Volví como a las seis y sí ya estaba abierto. Leí el menú e indecisa pregunté la diferencia de proporciones entre el taco y la torta, terminé pidiendo un taco con queso por 38 pesos y mi bebida por 15, mi acompañante me igualó en pedido.
En lo personal el taco me pareció pequeño, entre 15 y 20 centímetros, pero la mayoría de tacos o tortas en la ciudad me lo han parecido así que intuyo que está dentro de los estándares normales. La salsas fueron de mi agrado, en especial la de chipotle, esa y la” tortilla” (aunque no en dimensión) la pude vincular a mi concepción de «taco árabe», o por lo menos estoy familiarizada con el sabor y lo reconozco y recuerdo como tal.
El lugar es cómodo y tranquilo, aunque acogedor, tiene una vista preciosa y al abrir de noche las luces de los autos y del Monumento a la patria le dan un punto a su favor.

Ok, debo admitir que cuando llegué por primera vez, no eran tacos árabes lo que tenía en mente. Yo andaba buscando los tamales estilo méxico que venden a una esquina, pero no sé si era muy tarde o muy temprano, el caso es que no estaban. Bueno, mi acompañante y yo decidimos darle una oportunidad al Curi, ya que en temas de comida árabe, éramos leales a otra marca.
Me llamó mucho la atención el diseño del lugar. Los colores, todo el concepto. Nos trataron muy bien, aunque la verdad no éramos muchos a esa hora. El menú también me pareció interesante, al parecer inventaban platillos y tenían una sección vegetariana; así que ese detalle y la hermosa vista de la avenida fueron puntos a su favor.
Sinceramente había probado en otros lugares algunas especialidades árabes, pero nunca los kibis. Solamente aquellos que ofrecen dentro de peceras los kiberos ambulantes por 10 pesos. Así que, bueno, decidí probar un taco de kibi, y aunque la verdad me pareció más pequeño de lo que me imaginé, debo admitir que excedió mis expectativas en sabor, sobre todo por las salsitas, que estaban de-​li-​ciosas.