Debo confesar que este localito se robó mi corazón. En una de las tantas perdidas que me aventé por Mérida, entre que me ubicaba y todos esos menesteres propios de los turistas, pasé por este localito, cabe mencionar que no traía mucha hambre, pero el olor me hizo entrar. Es un mini lugar, donde una familia administra y atiende este modesto localito. Saludé y lo primero que pregunté fue«¿qué es ese olor tan rico?» la señora muy amable, una señora de esas maternales y chiqueonas me contestó que era la pierna, pues lógicamente me pedí una torta. La pierna la preparan de un sabor delicioso, es pierna desmenuzada, ¡riquísima!, con todo el toque casero que hace agua la boca hasta al paladar más exquisito. No necesitaron un súper lugar, ni las mesas más lujosas, ni anfitrión que te mostrara el lugar. Aquí la sazón es la que termina conquistándote, la calidad de sus productos recién hechos. No te las puedes perder, también hacen antojitos yucatecos, no los probé porque con mi súper deliciosa torta tuve, pero esa señora lo que sea, lo prepara con todo el amor del mundo, así que es una garantía.