Caldos de Oso Expiatorio

Es una de las botanitas ricas de León, y super deliciosas, en especial las de este puesto que son muy muy ricas, tienen el toque perfecto! El caldo de oso es un vaso lleno de jicama picada en cuadritos muy pequeños, cebolla tambien en cuadritos pequeños, vinagre que es lo que lo hace caldoso, limón, sal, chile y encima queso rallado mmmmmm.

Si hay algo en la vida que me encanta es ver las caras de los extranjeros y de los fuereños cuando les dices que quieres comer una guacamaya, un caldo de oso o una bomba jajajaja todos invariablemente ponen cara de esta cocina es lo más exótico del mundo jajaja
Para los que no son de acá los voy a sacar de su hoyo de ignorancia y los voy a cubrir con mi sabia nube cargada de conocimientos jeje
Un caldo de oso es jícama y/​o pepino, picado no rebanado, con cebolla también picada limón, sal, chile de árbol en polvo vinagre de piña y queso, que dicen los decires que el queso utilizado en este tipo de reparación que ni siquiera es lácteo, no lo sé, y para fines practico tampoco me interesa mucho jajaj, a mí me gusta y me lo pudiera comer solo.
Otra cosa que yo he visto que tiene diferentes nombres son las chalupas, acá en león las chalupas son un pepino completo solo pelado y partido a la mitas a lo largo, se quitan las semillas y se rellena de cebolla picada limón, chile, sal y se cubre todo el «hueco» de las semillas con el queso, hay quien le pone las semillas arriba del queso y después se baña todo con vinagre.
Si eres de estómago irritable yo te recomendaría el tomarte un yogur o un antiácido antes porque seguro te arderá tu pancita.

Se me hizoagua la boca sólo de recordarlos. A los pocos días, yo estaba picádisimo con las gucamayas, que es una torta de chicharrón seco con una especie de pico de gallo súper picosa. Suena equis pero saben deliciosas. Ya los tenía hartos y en una de esas me dijeron que me faltaba probar otro antojo típico de León, que cuando quisiéramos ir al expiatorio les avisáramos.
Como no sabíamos teníamos pensado ir un miércoles por la tarde, cuando les dijimos fue un rotundo «No, vamos el fin de semana». Esperamos y nuestra sorpesa fue el antojito prometido. Un caldo de oso. Algo igual de extraño que las guacamayas. Fruta, el original va con jícama, con vinagre, muchísimo limón, muchísmo chile muy picoso, cebollla y… queso. Suena a que te provocará una úlcera. No sé qué tan pesados le cayeron a mi estómago pero los probé más de tres ocasiones. Son adictivos, y el queso, ese ingrediente extraño, es el que les da el toque especial.
Por lo que me di cuenta los más famosos son estos, los que están afuera del expiatorio. por lo mismo están llenos y tienes que esperar un poco pero cuando los pruebas, babeas.

Quieres conocer un verdadero caldo de oso o bombas, tienes que venir a este puesto a probarlas, de verdad que muy pocos las preparan como este señor, es muy limpio, muy agradable, siempre atendiéndote como te mereces, te le ponen la fruta que quieras en mi caso yo lo pido con jícama y pepino, le pone mucha vinagre con limoncito, chile del que pica y del que no pica y no puede faltar el quesito.
Este señor ya tiene muchos años aquí afuera del expiatorio, desde que salgo de misa o estoy por el centro siempre trato de llegar aquí, además de eso, también vende diferentes platos de fruta picada, como sandia, piña, jícama o pepino. Sus precios son bastante económicos, la única desventaja que le veo aquí es que cuesta un poco estacionarme y si tienen mucha gente como el atiende nada mas si tarda un poquito.

Uno de los alimentos típicos aquí en León son los caldos de osos, que no son si no fruta picada como; pepino, jícama y a veces hasta zanahoria con un poco de Chile y un toque especial de queso (rayado) pero sí eso suena un poco extraño tienes que saber que eso no es todo, también lleva vinagre de piña y piloncillo.
A la gente les gusta muchísimo, de hecho, en este lugar probablemente se hicieron famoso, pues el señor que los prepara lleva muchos años poniéndose en este lugar por lo que se ha hecho muy famoso ya entre la gente, la misma que espera sentada en una banquita para ser atendida o también para disfrutar de su caldo de oso.

La primera vez que vine a la ciudad pregunté qué era lo que no me podía perder (de comida) estando aquí, un buen samaritano me dijo «Pues los Caldos de Oso». Debo confesar que creí que en verdad era un caldo de oso, literal, así como caldo de pollo, de pescado… Yo creo que este hombre vio mi cara porque me dijo «Es fruta, es fruta». Quedé muy intrigada así que dije «Mañana voy por uno».
Pregunté dónde podía conseguir un buen caldo de oso cerca de donde estaba y me dijeron que había un señor que se ponía en su carrito en esta esquina del Templo Expiatorio, y que era muy famoso por la zona. Caminé y me vine a formar, ya que había como siete personas esperando turno. Hay una banquita así que me senté a esperar. Cuando llegó mi turno estaba muy emocionada, me preguntó que de qué lo quería y dije que de jícama y pepino.
Cuando vi que comenzó a prepararlo vi que le ponía como un líquido, le pregunté qué era y me dijo que era vinagre de piña. Le puso la cebolla picada, el limón, el chile, la sal y el queso… Le pregunté si eso era queso, y me dijo que sí, dije «Mmmm bueno».
La verdad es que al ver todo como que no lo quería probar, pero lo hice y no me arrepiento… El sabor es delicioso y hasta adictivo (un poco fuerte pero rico). Este señor siempre se pone aquí como a eso del medio día, así que si quieres un buen Caldo de Oso y andas cerca no dudes en venir a buscarlo.