Yo venía muy seguido a este templo cuando era niña, pues de parte de mi escuela nos hacían retiros espirituales. Nunca me han gustado mucho esas cosas de «cierren los ojos e imaginen que corren por un campo verde lleno de ponies y flores». Aunque aún así terminaba divirtiéndome porque los retiros sí los hacían muy dinámicos. También aquí dan clases de catesismo. Lo que me gusta de este templo es que es muy activo y se involucra en varias actividades, no sólo religiosa sino asuntos de salud. Por ejemplo, seguido veo que brindan servicios médicos como exámenes de osteoporosis, te toman la presión, examen de la vista y más. El templo puede parecer chico, pero por dentro es muy bonito y tiene muchos seguidores de la zona. Y no es templo si afuera no venden los taquitos, elotes, pan, tamales…