No podría dejar de reseñar mi salón de belleza favorito en el mundo y les voy a contar por qué. Siempre he dicho que los servicio que ofrezcas deben ir acorde con tu personalidad, y que tú debes de proyectar la imagen que tu negocio ofrece, I mean, si vas a una clase de zumba o pilates esperas encontrarte una persona con cuerpo tonificado, pues dirás «si así me voy a poner, ¡claro que le entro!», pero si llegas y te atiende tu vecina Juanita a la que te encuentras los fines de semana en las quekas, obvio saldrás huyendo para no volver jamás. Acá es el mismo caso, ¿a cuántos no nos ha pasado que llegas a la estética y la persona que te va a atender tiene un corte de pelo espantoso, del año del caldo, mal pintado, con las uñas pintadas a medio pelar y aspecto desaliñado, la típica doña que usa babero como si fuera a cocinar en vez de cortar cabello? Pues este lugar es el único que no me ha fallado, si algo me molesta es el tipo de música que escuchan a veces, tipo Jenny Rivera y familiares, pero por lo demás, su estilo, presencia y belleza sobresale de todos los demás lugares. ¡BIEN!