¿Cómo se puede mezclar tantas cosas tan diferentes en un restaurante? Por ejemplo, ¿qué hace una virgen al lado de barcos, góndolas, títeres??? Eso es lo que yo llamo«cajón de sastre», donde tiene cabida un poco de todo pero con encanto. Eso sí, ¡vaya pedazo de pizzas que nos zampamos! Originales, por lo menos para mí. La de mi hijo con patatas fritas. Su sueño hecho realidad, ya que juntan dos comidas que le encantan. La de mi hija, la pizza engorda, con huevo, bacon y salami. Deliciosa. Los espaguetis de mi marido con almejas, muy ricos también, al dente, como debe ser y a mi lasaña, no puedo ponerle pegas. Comida casera y se nota. Todos los platos con raciones más que abundantes, para no pasar hambre, y eso que teníamos mucha, pues a lo tonto se nos hicieron más de las 3 y sin haber parado a comer. Y a pesar de la hora tardía recibimos un trato excelente. Sirva como detalle de la mezcla de estilos en decoración, el cartel original para indicar los cuartos de baño. Pero si no te gusta el interior, que es más grande de lo que se ve a simple vista pues tiene un piso superior, si tienes suerte puedes sentarte en la terraza a disfrutar de las vistas del canal y de las casas coloridas de Burano. Como única pega, el café no estaba a la altura de la comida.