Ciclovía Avda. Matta

Hace un tiempo decidí que pasear en bicicleta es terapeutico para mi, por eso me dediquè a recorrer diferentes barrios en este medio de transporte.
Así, una vez llegué a esta ciclovía. De todas en las que he andado, es a la que menos porotos le doy pues, a pesar de ser una muy buena idea, en lo concreto es lo menos práctico de la vida. Se entiende que por estar en el bandejón central de Matta esté entrecortada por las calles que le traviesan, el problema es que no tiene bajadas y subidas y eso hace tener que parar a cada esquina, o arriesgar las rueditas. En todo ese embrollo te demoras un montón y no lo le hace en una buena posibilidad. No me extraña que a veces los ciclistas prefieran competir con los autos en la calle.

A veces cuando veo que el metro se llueve o que los edificios tienen fallas estructurales, lo primero que pienso es «¿Quién fue el genio?». En el caso de la ciclovía de Avenida Matta que va desde San Diego hasta Vicuña, me hace pensar eso en cada cuadra, porque en serio: ¿Quién fue el genio que diseñó esta ciclovía?.
Con la arremetida de los ciclistas urbanos, claramente necesitamos espacios para andar tranquilos, aunque personalmente prefiero las calzadas, ya que hace de mis viajes algo más rápido y aprovecho mejor los espacios. Pero aún así, en un mejor mundo, todas las calles contarían con ciclovías amplias, cómodas y por sobre todo: seguras.
Cuando uno comienza su viaje desde Vicuña Mackenna, es por un costado de la calzada, en contra del tránsito y en un reducido espacio sólo separado por tachones, de los cuales varios han sido «volados» por otros autos. Peligro absoluto para los ciclistas.
Luego el viaje se hace un poco más cómodo, andando por el bandejón central, que aunque todo bien, hay que parar a cada rato por las intersecciones, que aunque es entendible, si es incómodo.
Pero lo peor es el diseño de bajadas y subidas a las distintas subdivisiones de las ciclovías. Ninguna está suavizada, por lo que obliga al ciclista a bajar a detenerse, bajar a pie, o seguir arriba y hacer pebre las ruedas traseras y amortiguadores, sin contar las peligrosas maniobras ya que las bajadas se encuentra en sentido de la ciclovía, pero las subidas son por el costado peatonal, obligando a realizar maniobras riesgosas.
En serio: ¿Quién fue el genio?

Inserta en el bandejón central que divide el Barrio Matta «al sur o al norte», creo que es una idea buena mal ejecutada (bueno, como todas las ciclovías que tenemos en realidad) Es agradable irse en cleta en medio de esta suerte de parquecito alrededor, pero lo que no es agradable que en algunos tramos no hay bajada, por lo que si vas a una cierta velocidad, puede que tastabilles un poco.
Aunque es súper serpenteante (hay más, lo sé) se mantiene en un estado aceptable.
En verano, no sé si es a propósito o no, siempre hay chorritos de agua que al pasar lejos de incomodar, refrescan al que transita acalorado por las ruedas por ahí.

Esta es una ciclovía que comienza en San Diego y termina en Vicuña Mackenna. Por lo general está en buen mantenimiento, cuenta con iluminación, dos pistas (de ida y de vuelta) y las calles de tránsito que la cortan tienen demarcaciones visibles para que los autos respeten el paso de ciclistas.
Como muchas ciclovías, está comparte espacio con un caminito peatonal, el que luego de unos metros se transforma en un camino de maicillo un tanto irregular, tal vez no es lo ideal para las personas que quieran correr, pero en general no vi tantos deportistas (tal vez era porque hacía mucho frío o porque el sector no es tan popular para eso).
Creo que es ideal para pasear y ver los encantos que quedan en esta avenida de Santiago, pues al estar en el bandejón central te da una panorámica diferente. Para algunos puede resultar entretenido ver las fachadas de edificios antiguos e iglesias que todavía guardan su encanto, a pesar de que muchos han pasado por modificaciones y «remodelaciones modernas» terribles que terminan por arruinarlos.