Akbar

Debo reconocer que voy seguido al Akbar, pero no porque lo ame con todo mi corazón, si no porque simplemente considero que es uno de los bar-​restaurant más completo del sector poniente de Ñuñoa.
Para comenzar, es gigante, y brinda diversas posibilidades para ir con grupos grandes, disfrutar de las butacas, mesones de madera o mesitas más pequeñas para dos. Y si es primavera o verano, se puede hacer uso de la extensa terraza, con muchas luces y adornos.
La música es agradable, y hay pantalas gigantes, aunque siempre a un volumen que deja conversar agradablemente. Y la iluminación no es para nada invasiva, si no que todo muy tenue.
La carta es súper variada, pizzas, platos calientes o ensaladas. Pero la especialidad es el sushi, todo muy rico y de buen tamaño, que pueden acompañar con algunas de las cervezas de la carta, donde encontrarán harta producción artesanal.
Los puntos bajos del Akbar, es que un par de veces me han tocado garzones con una no muy buena disposición, y el gran «pero»: cierran muy temprano, por lo que siempre hemos estado obligados con nuestros amigos a terminar el carrete en otro lado.

En busca de un buen lugar para almorzar, ojalá del tipo «menú», he terminado un par de veces en Akbar. Las opciones son siempre del tipo prietas, chuletas, pescado, pollo a la plancha con agregado. El precio del menú va entre 4 y 5 lucas, e incluye una bebida. Por $ 1.000 puedes acceder a un mini buffet de ensaladas bien rico. También tienen opciones que no aparecen en la pizarra de menú y que son bien buenas: las ensaladas. Hay César, Griega y otra que no recuerdo, son abundantes y no traen 90% de lechuga y el resto en otros ingredientes, son más equilibradas éstas.
Para un día con hambre, el menú de chuletas es buenísimo, un par de grandes chuletas Kassler jugosas y blanditas.
No recomiendo el pescado que tienen, siempre es ese cochino pangasio vietnamita, que tratan de pasar piola más encima con el nombre de blanquillo, un insulto para nuestro blanquillo chileno!