Las casas de comida por peso suelen atar su suerte a la presencia de edificios de oficinas, llenos de jovenes burocratas hambrientos demasiado colgados para acordarse de traer el tapper con lo que sobró de la cena de la noche anterior. En zonas que no tienen este tipo de infraestructura es raro hallarlos, pero cuando los hay tienen un publico cautivo. Ando Ganas le pone ganas, literalmente. No tiene una gran oferta(solo dos mesas) pero la comida esta decente, tiene cosas originales como ensalada de rabanitos y unas hamburguesas caseras bastante potentes. Es levemente mas caro que sus primos del microcentro, pero mas que accesible considerando las opciones en la zona. Hay un pequeña barra como para comer en el lugar si no tenes comedor en tu trabajo. La unica pega que le encuentro es que a la hora pico a veces las bandejas se agotan rapido y tardan en reponerlas. En una versión anterior de esta reseña destaque la frescura de la comida; ayer tuve un incidente con el pescado(en parte, mea culpa: quien elige pescado en un lugar asi) asi que tengan cuidado con este tipo de alimentos perecederos.