Budinetas llegó para alegrarme la vida: al fin un local de pastelería digno de la mejor esquina de Recoleta, pero en casa. Sucursal del primer local en José C. Paz, éste es más chico y está escondido, aunque tiene abundante clientela. Todo es riquísimo, aunque donde realmente se nota la mano de la vieja pastelería clásica es en los muffins, cupcakes, budines y panes. Tienen una variedad increíble muy bien acomodada en el minúsculo local, lo que te guste tenés. Preparan muchísimas tortas, una más tentadora que la otra. Le bajo una estrellita porque el chipá podría mejorar(una vez frío no es lo mismo), lo mismo que el cheesecake, que tenía demasiado limón y gelatina sin sabor. Las demás tortas son riquísimas. Los precios, baratos para las tortas(55 las individuales, 180 las medianas y 240 las grandes) y algo más caros para los budines(algo así como 90). Los cupcakes vienen en una cajita muy mona con el logo de la empresa(familiar), y la atención es un 10, me pasaríà la tarde hablando con el vendedor.